Décima
Prefiero siempre escribir
sobre un tema edificante
que el espíritu levante
y nos motive a seguir;
lo valioso que es servir
en perpetua iniciativa
de manera positiva
obrando de corazón
que es la fuerza y la razón
de una vida constructiva.
Mas, a veces veo cosas
que me llenan de tristeza
me dan duro en la cabeza
por ser viles y ruidosas,
conductas indecorosas
de sentimientos ufanos
y de espíritus profanos
que llevan el alma en vilo
y su lengua es como un filo
lastimando a sus hermanos.
Convivir en sociedad
es un permanente reto
que nos exige respeto
para lograr la unidad,
manteniendo la equidad
en nuestras interacciones
evitando las fricciones
siempre con un trato afable
y un proceder intachable
en nuestras diarias acciones.
Me cuesta mucho entender
cómo personas decentes
tranquilas e inteligentes
pueden tanto descender
llegando incluso a ofender
con lenguaje dañino
a su cercano vecino
que es una mano fraterna
lo que me hiere y consterna
como piedra en el camino.
Si no somos tolerantes
a la par que comprensivos
los instintos agresivos
nos harán intemperantes,
y en términos denigrantes
nos habremos de expresar
al no poder sopesar
de las palabras su peso
nos arropará el exceso
que causa un grave pesar.-