Editorial
Nos unimos a la alegría desbordante de la Diócesis de Chiclayo, en Perú
por la elección del Papa León XIV que fue su obispo por ocho años.
El nuevo Sucesor de Pedro, que fue nombrado obispo, y luego creado cardenal por el Papa Francisco lleva dentro de su alma los grandes sufrimientos de la humanidad, pero también su mensaje nos llena de esperanza y nos motiva a vivir como verdaderos cristianos que tenemos que ser luz y sal de la tierra. En sus primeras declaraciones ha dicho:
Llevo en el corazón los sufrimientos del amado pueblo ucraniano. Que se haga todo lo posible para alcanzar cuanto antes una paz verdadera, justa y duradera.
Que la Iglesia sea un faro que ilumine las noches del mundo.
Me duele profundamente lo que ocurre en la Franja de Gaza. Que cese inmediatamente el fuego, se ofrezca ayuda humanitaria a la población civil y se liberen a todos los rehenes.
Yo me dirijo a los grandes del mundo, repitiendo el llamamiento siempre presente:
¡Nunca más la guerra!
Espero que en las próximas negociaciones [entre India y Pakistán] podamos llegar a un acuerdo duradero
Hace ochenta años terminó la Segunda Guerra Mundial, que causó sesenta millones de víctimas. Roguemos por la paz.
La Iglesia necesita vocaciones, especialmente al sacerdocio y a la vida religiosa.
No tengan miedo, acepten la invitación de
la Iglesia y de Cristo Señor.
Que los jóvenes encuentren en nuestras comunidades acogida, escucha y estímulo en su camino vocacional.
Que ellos puedan contar con modelos creíbles de entrega generosa a Dios y a sus hermanos.
A los que participaban en el Jubileo de las Bandas Musicales les dijo: Con su música alegran la fiesta de Cristo, el Buen Pasto.
En su primer encuentro con los periodistas les expresó: Solo ciudadanos informados pueden tomar decisiones libres. El sufrimiento de los periodistas encarcelados en el cumplimiento de su misión interpela la conciencia de las naciones y comunidad internacional, y nos llama a todos a salvaguardar el precioso don de la libertad de expresión y de prensa.
Estos pensamientos que nos está enviando nos conducen a la ruta correcta para llegar al mundo nuevo que todos anhelamos. Acompañemos su misión con nuestra oración.