No cogemos cabeza

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Ciegos y sordos seguimos

sin asentar la cabeza 

y a la vida que es riqueza 

el respeto le perdimos,

e impasibles asistimos

a más y más funerales

por accidentes mortales

que deben ser experiencia

que motiven la conciencia 

para frenar estos males.

Las cifras son impactantes

terribles, demoledoras 

y aún así las voladoras

son medios alucinantes,

pues quienes son sus volantes

vuelan con temeridad 

a extrema velocidad 

con un balance de muerte

haciendo un daño muy fuerte

a toda la sociedad. 

Hay vehículos pesados 

(con algunos conductores)

que no ven los reductores

o avisos señalizados,

y también motorizados

que van cual exhalación

en flagrante violación

de nuestras leyes viales

y de las normas sociales

que rigen nuestra nación. 

Si no aprendimos lecciones

de estos trágicos sucesos

persistiendo los excesos

por tales irreflexiones,

¿qué alternativa de acciones 

nos quedan por aplicar?

Pues ni el mucho suplicar

ha convencido a las gentes

que siguen indiferentes 

pudiéndose complicar.-