18. Domingo de la Divina Misericordia – Fiesta del Amor de Dios(25° Aniversario de su institución para toda la Iglesia)

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Padre Jimmy

La Misericordia Divina es una de las verdades más importantes de nuestra fe, recordada al mundo entero por Santa Faustina Kowalska, la santa polaca más conocida y venerada hoy en día en el mundo.

Un teólogo contemporáneo afirmó: “La Misericordia de Dios termina con la muerte del hombre; luego solo queda la justicia”. ¿Es realmente así? El Catecismo enseña que Dios es un juez justo, que premia el bien y castiga el mal, pero también la Biblia lo presenta como “misericordioso y compasivo, lento a la ira y rico en fidelidad”. ¿Es más misericordioso o justo? En realidad, ambos atributos son inseparables. En el Salmo 116 leemos: “El Señor es bondadoso y justo, nuestro Dios es compasivo”. Los profetas muestran tanto su misericordia como su castigo ante el pecado.

Lo importante es entender que Dios no deja de ser justo para ser misericordioso, sino que su justicia está llena de amor, porque Dios es amor.

La Fiesta de la Misericordia fue instituida el primer domingo después de Pascua. El Papa San Juan Pablo II la introdujo en 1995 para todas las diócesis de Polonia. El 30 de abril del año 2000, durante la canonización de Sor Faustina Kowalska, la extendió a toda la Iglesia universal. Este año 2025 celebramos el 25° aniversario de esa proclamación, y aunque ya haya pasado el Domingo de la Divina Misericordia, este es un momento perfecto para reflexionar nuevamente sobre el significado profundo de la Misericordia de Dios y renovar nuestra confianza en Él. Fue el mismo Señor Jesús quien dijo a Santa Faustina:

“Deseo que el primer domingo después de Pascua sea la Fiesta de la Misericordia (Diario, 299). Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia, derramo un mar entero de gracias sobre las almas que se acerquen al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Sagrada Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y castigos” (Diario, 699).

Cuando multitudes se reúnan en el lugar de donde brota la chispa de la Misericordia Divina – en el santuario de Łagiewniki – vale la pena detenerse, aunque sea un momento, a contemplar esta dimensión asombrosa del Amor de Dios que es su Misericordia. Juan Pablo II escribió que:

“El significado propio y pleno de la misericordia no es solo una mirada profunda y compasiva sobre el mal moral, físico o material. En su forma plena, la misericordia se manifiesta como valorización, como elevación, como rescate del bien que yace oculto bajo las capas del mal que existen en el mundo y en el ser humano” (DM 6).

Hoy, una semana después del Domingo de la Misericordia, podemos hacer una pausa y mirar a Jesús Misericordioso con gratitud. Tal vez hacer un pequeño examen de conciencia: ¿Estoy aprovechando, compartiendo y encomendando el don de la misericordia?

Padre rico en misericordia:

Dios misericordioso, confiamos en Ti el destino del mundo y de cada persona; cúbrenos con tu amor, sana nuestras heridas y vence todo mal.
Por la pasión y resurrección de tu Hijo, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén.