13. La dolorosa prueba de San José intervenida por el ángel

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Padre Jimmy

El 19 de marzo celebramos la fiesta de San José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús. San José es un santo clave en el plan de Dios para la salvación del ser humano, siendo elegido para ser el custodio de dos seres divinos: Jesús, el Hijo de Dios, y María, la Madre de Dios. A través de su rol, San José es considerado el protector y el modelo de los padres.

El nombre José, que proviene del hebreo Yosef, significa “que el Señor añada” o “que Dios añada” y recuerda al José del Antiguo Testamento, hijo de Jacob y Raquel. En la Biblia, el José de Nazaret es un hombre sencillo, trabajador y piadoso, aunque de la línea real de David. Se dedicaba a la carpintería y se distingue por su virtud y nobleza de carácter. Dios lo eligió para una misión única: ser el padre adoptivo de Jesús y esposo de María.

La primera vez que José y María se encontraron no se nos da una descripción exacta de las circunstancias, pero se sabe que ambos compartían una vida de piedad y pureza. María, una joven virgen, había hecho un voto de castidad y deseaba permanecer en pureza total. José, por su parte, era un hombre justo y devoto, y a pesar de la gran diferencia de edad, se sintió llamado a casarse con María, porque la vio como una mujer excepcional en su bondad y fe.

En los tiempos de José y María, el matrimonio consistía en dos etapas: los ērûsîn (compromiso) y niśû’în (boda). Después de su compromiso, María y José no vivieron juntos inmediatamente, pues el matrimonio se consumaba un año después del compromiso. Aunque María le reveló su vocación de virginidad consagrada a Dios, José aceptó vivir con ella en castidad, lo cual era un acto de fe y obediencia a Dios.

El gran desafío llegó cuando María quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. José, sin comprender del todo lo que estaba sucediendo, decidió no hacer pública la situación y pensó en divorciarse en secreto para proteger el honor de María. Sin embargo, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le reveló la verdad: el niño que llevaba María en su vientre era el Hijo de Dios, concebido por el Espíritu Santo. El ángel le dijo a José que no tuviera miedo de tomar a María como su esposa.

San José, al escuchar la voz de Dios, decidió obedecer y aceptó su papel de padre adoptivo de Jesús. Este acto de fe y obediencia se convierte en un ejemplo de confianza en Dios, incluso en situaciones llenas de incertidumbre y dolor. En este momento, José demuestra ser un hombre justo y sabio, confiando en el plan divino a pesar de las dificultades.

El misterio de la encarnación de Jesús, al que San José se unió, es un tema central en la fe cristiana. Jesús, siendo verdadero Dios y hombre, vino al mundo para salvarnos, y José fue una parte fundamental de este plan divino, ofreciendo su protección y cuidado a la Sagrada Familia.

Ángel de Dios, que revelaste a san José uno de los mayores misterios de nuestra fe, el misterio de la Encarnación, ayúdanos también a nosotros a buscar la luz espiritual en la oración y a desear ardientemente conocer y cumplir la voluntad de Dios respecto a nosotros. Amén.