PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

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¿Qué ocurre cuando creemos?

Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.  mmaza@belenjesuit.org

Una de las tradiciones filosóficas más respetables de Occidente sostiene que con nuestro conocimiento captamos la realidad, tenemos una inteligencia (intus legere), una lectura interior de esta vida. La fe es ese tipo de conocimiento donde lo que vamos percibiendo nos ayuda a ir más allá de nuestra “verdad” propia y personal. El conocimiento de la fe se parece al enamoramiento; no tanto disponemos de lo que conocemos, sino lo que vamos conociendo se va adueñando y dispone de nosotros. En la fe lo conocido nos capta.

El creyente no solo cree que hay un Dios, sino que ese Dios se ha revelado y se nos ofrece en Cristo como la Verdad Absoluta. El evangelista Juan presenta a Jesús afirmando: “«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” (Juan 14, 6). 

Nada hay tan importante como la búsqueda de la felicidad. Quien cree en Jesús, le hace caso especialmente en todo lo que tiene que ver con la felicidad, relativizando sus propias y pequeñas verdades y su metodología personal para alcanzar la felicidad. Lo que propone Jesús de Nazaret, casi siempre es tan contrario a nuestros cálculos, tácticas y expectativas, que así lo resumió más de un evangelista: “Pues el que quiera salvar su vida la perderá, y el que pierda su vida (por mí y) por el Evangelio, la salvará” (Marcos 8, 35).

Aristóteles enseñaba que el conocimiento inicia con la admiración, ese respeto por lo que nos supera y sorprende. La fe nace de la escucha, la acogida respetuosa de lo que el Señor comunica. En un pasaje central del Antiguo Testamento encontramos la actitud que el Señor quiere de su pueblo: “Shema, escucha Israel” (Deuteronomio 6, 4 – 9).

Cuando conocemos a una persona, algo de ella se adentra en nosotros. En la fe, el Señor se adentra en nosotros y ocurren por lo menos tres cosas. Primera, creemos, sentimos que podemos fiarnos de Él. 

Segunda, afincados en Él podemos amar; ir más allá de nuestros intereses. Tercera, mirando la vida a su luz empezamos a esperar, pues se despliega ante nosotros el sentido de nuestra existencia. La fe nunca existe sola, todo el que cree, ama (Gálatas 5,6). Nadie lleva fuego adentro sin quemarse.   

Inspirado en un párrafo de Hans Urs von Balthasar (1905 – 1988).