A Sánchez Ramírez, Cotuí
Aunque no soy cotuisano
adoro esa bella tierra
que sentimientos encierra
y al extraño abre su mano;
allí yo tengo un hermano
a quien dieron acogida
en esa villa elegida
por sus metales preciosos
y vecinos laboriosos
que hoy nos dan la bienvenida.
Población llena de vida
donde hombres y mujeres
promueven con sus quehaceres
a su sabana querida,
la que sienten preterida
y olvidada en un rincón
al borde del zafacón
por aviesos sin memoria
que (acaso) de nuestra historia
conocen el colofón.
Cinco veces centenaria,
es muy digno que la admires.
En Cotuí, Sánchez Ramírez,
tuvo cuna originaria,
la figura luminaria,
por los hados convocado:
el héroe de Palo Hincado,
vencedor de esa campaña
para devolverle a España
el honor reivindicado.
Mas, permiso a nuestra historia,
regresemos al presente
donde se ha mostrado ausente
de manera muy notoria
la vital ejecutoria
del aparato de Estado
el cual para ser votado
sí se mantiene vigente
y al final clava a su gente
una lanza en el costado.
Nunca prima la amargura
en esta extensión ubérrima
y así prosigue libérrima
la vida por la llanura
igual que el aura en su altura,
en su vuelo soberano
y el arroz de níveo grano
se proyecta al firmamento
como el más sacro alimento
del pueblo dominicano.-