La Conjura del Silencio

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(En el hotel Matum – 1955)

En una celebración 

en la ciudad de Santiago 

se vivió un momento aciago

llamado “conspiración”,

por una extraña omisión 

Trujillo no fue nombrado

y así mismo fue informado 

por algún servil chivato 

provocando el arrebato 

del déspota desalmado.

Fue Álvarez Perelló

el conocido abogado 

a quien era dedicado

el evento que se dio,

y con el lapsus selló 

su entrada en el ostracismo

del reino del trujillismo

ajeno a la democracia 

una histórica desgracia 

de cruel autoritarismo. 

Casi todos los presentes

personas de trascendencia 

sufrieron por la imprudencia 

en los días subsecuentes,

y acusados de insolentes 

de enemigos conjurados

algunos fueron juzgados

en la instancia partidaria 

por la actitud temeraria 

de aquel grupo de togados.

En los tiempos del tirano

se consideraba insulto 

no rendir el diario culto

al dictador inhumano,

tan delirante y ufano 

con mano intimidatoria 

preso de la vanagloria

tuvo al pueblo sometido 

aquel que sería abatido

por su cruenta trayectoria.

Lo que era un homenaje

(en la era trujillista)

al renombrado jurista

llenó al Jefe de coraje,

pues tomó como un ultraje 

aquel sátrapa temido

el imperdonable olvido 

en esa reunión notoria 

que quedó para la historia 

como un desplante atrevido.-