El 29 de septiembre celebramos a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, quienes representan la protección, el mensaje y la sanación. San Miguel, en particular, tiene un lugar especial en el corazón de los fieles. En nuestra arquidiócesis, el Santuario de San Miguel Arcángel del Gargano, Italia, es un lugar de gran relevancia espiritual, con una historia que se remonta al siglo V.

La tradición cuenta que, en 490, un noble ganadero de Siponte encontró su toro perdido arrodillado frente a una cueva. Este suceso llevó al obispo San Lorenzo a convocar tres días de oración, tras los cuales San Miguel declaró la cueva como su santuario, convirtiéndola en un refugio sagrado para los creyentes.

En 493, se celebró la primera misa en el santuario el 29 de septiembre, fecha que conmemoramos hoy. Este lugar no solo es un destino de peregrinación en Italia, sino que también ha influido en devociones en Santiago de los Caballeros, donde adoptamos esta tradición en Cuesta Colorada.

La devoción a San Miguel Arcángel está profundamente arraigada en la tradición cristiana. Como líder de los ejércitos celestiales y defensor del pueblo de Dios, es invocado en momentos de dificultad. Su enfrentamiento con el dragón en el Libro de Apocalipsis simboliza la victoria del bien sobre el mal.

El Santuario del Gargano es un símbolo de esperanza y renovación espiritual. Los peregrinos buscan consuelo y fortaleza, compartiendo testimonios de milagros y sanaciones a través de su intercesión. Las misas y ceremonias brindan un espacio para la reflexión y la oración.

Además, el santuario ha sido un lugar de encuentro cultural y comunitario, con festividades que crean un sentido de unidad y pertenencia. Las tradiciones que rodean la celebración de San Miguel han perdurado, fortaleciendo la fe de la comunidad.

En conclusión, el Santuario de San Miguel Arcángel del Gargano en Cuesta Colorada invita a los fieles de República Dominicana a profundizar su relación con Dios y buscar la protección del arcángel. Al conmemorar el 29 de septiembre, recordamos no solo su historia, sino también la constante guía de San Miguel en nuestra lucha contra el mal. La devoción en Santiago, especialmente en Cuesta Colorada, refleja esta herencia y nos recuerda que su intercesión nos inspira a vivir con valentía y fe, guiándonos hacia el cielo.

Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la maldad y las acechanzas del demonio. Pedimos que Dios lo mantenga bajo su imperio; y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja con tu poder divino a Satanás y los espíritus malignos que andan por el mundo tratando de perder las almas. Amén. (Papa León XIII)