¿ Por qué llora Juan Pablo Duarte?

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Autor/a: Mons. Alfredo De la Cruz Baldera

RESUMEN: En el 211 aniversario del natalicio de Juan Pablo Duarte, reflexionamos sobre su legado y su llanto por promesas incumplidas y desafíos actuales. Honremos su memoria con compromiso patriótico.

HOMILÍA PRONUNCIADA EN LA CELEBRACIÓN DEL 211 ANIVERSARIO  

DEL NATALICIO DE JUAN PABLO DUARTE

Ayer, mientras conversaba con un joven, le decía que mañana 26 de enero (es decir hoy) celebraría la misa por el 211 aniversario del natalicio de Juan Pablo Duarte. Me dejó inquieto porque me expresó que Juan Pablo Duarte está llorando en su tumba. ¿Qué motivos ocultan sus lágrimas en el rincón eterno de la historia? Les confieso que aún estoy turbado, y por esa razón, deseo contestarle a ese joven del por qué Duarte llora. ¿Será acaso el peso de las promesas incumplidas, o el eco de un sueño patriótico que aún aguarda realización?

Con la respuesta al joven quiero que honremos  a Duarte y reflexionemos sobre por qué llora en el más allá. 

Duarte llora al ver que nuestros legisladores aprueban leyes sin haberlas leído, sin comprender su impacto en el pueblo. 

Duarte llora cuando los pobres son engañados con promesas inmediatas que nunca llegan, cuando las promesas se desvanecen en la bruma de la realidad.

Duarte llora cuando mujeres son asesinadas por sus esposos, cuando la violencia se cierne sobre los hogares dominicanos. Duarte llora cuando un pobre muere en un hospital por falta de atención médica, cuando el sistema de salud no alcanza a todos los que lo necesitan.

Duarte llora por los muertos en las calles de nuestro país mientras el INTRANT espera mayores esfuerzos del gobierno y de los conductores. Duarte llora cuando una familia es asaltada, cuando un miembro es arrebatado por la violencia, mientras debatimos leyes de seguridad en vez de hacer cumplir las que ya tenemos.

Duarte llora  al presenciar el desgarrador espectáculo en el que nuestros valiosos profesionales, quienes aspiran a servir como maestros, médicos y otros pilares de la sociedad, se ven obligados a presentar cartas credenciales de un partido político en lugar de ser evaluados por su mérito y capacidad para trabajar en una institución del Estado

Pero recordemos, Duarte dejará de llorar cuando cada dominicano trabaje por y para la patria. Dejará de llorar cuando el amor a la patria nos haga contraer compromisos sagrados para con la generación venidera, para que podamos presentarnos ante el tribunal de la Historia con el honor de hombres libres, fieles y perseverantes.

En este aniversario quiero invitar  a todo el pueblo dominicano a renovar nuestro compromiso con los ideales de Duarte, trabajemos juntos por un país donde la justicia, la igualdad y la libertad sean realidades para todos. Así, honraremos verdaderamente a nuestro Padre de la Patria y secaremos sus lágrimas, convirtiendo su anhelo de una nación próspera y justa en una realidad que perdure por generaciones. 

Que la Virgen Nuestra Señora de la Altagracia extienda su manto protector sobre nuestro pueblo dominicano, y que Dios, en Su infinita gracia, derrame sobre él, de manera especial, todas las bendiciones. A ustedes, honorables autoridades civiles y militares de esta provincia que honra a nuestro Patricio Juan Pablo Duarte, les encomendamos el sagrado deber de velar por el bienestar y la prosperidad de esta tierra que guarda en su corazón el legado de nuestra patria. Que nuestros  actos estén guiados por la luz de la justicia y el servicio a la comunidad, para que así, podamos seguir siendo fieles al espíritu de Duarte y construir un futuro lleno de esperanza y unidad.

AMEN

Mons. Ramón Alfredo de la Cruz Baldera

Obispo de San Francisco de Macorís.