Claves para comprender la Declaración Fiducia Supplicans: La novedad

0
305
Back view of religious Christian woman sitting in the church while praying to GOD. Shot in 4k resolution

Isaac García de la Cruz

Definitivamente que la Fiducia Supplicans (FS) ha representado un momento de indiscutible innovación para la Iglesia, solo comparable a la incertidumbre que provocaron las conclusiones del Concilio Vaticano II, con toda la novedad que propició y que, sin embargo, hoy nos parecen tan normales; como, por ejemplo, la autorización de “la traducción del texto latino a la lengua vernácula” (SC, 36,4; 54, 63, 76, 78, 101).

De hecho, la misma Declaración FS plantea la necesidad de ser enmarcada como “una contribución específica e innovadora” (SF, Pres.). En ese orden, nos preguntamos: ¿Qué es realmente nuevo en este documento?

Primero: Oficializar, ampliar y enriquecer (FS, 7), como una práctica pastoral, la “comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica” (SF, Pres.), para que se realice sin ningún rito litúrgico, más bien, como una práctica espontánea, circunstancial y sin un “análisis moral exhaustivo” de quien la solicita (SF, 25), como se prevé para la recepción de los sacramentos.

Segundo: La Iglesia es la madre del Humanismo, por lo tanto, la persona siempre está al centro de todas sus acciones y es el objetivo de su misión, sin embargo, la FS, siguiendo el ejemplo de Jesús, invita a todos los cristianos a situarnos ante nuestros hermanos con una actitud despojada de prejuicios, supremacías, etiquetas, recelos o acepciones (Stgo 2,1-9), simplemente como hijos de Dios, frente a frente, necesitados todos de su misericordia. Ejemplos tenemos: Jesús frente a la mujer pecadora (Lc 7,36-50), a la mujer adúltera (Jn 8,3-11), al Hijo Pródigo (Lc 15, 11-32), a Mateo (Mt 9,9-13), a Zaqueo (Lc 19,1-10), a Pedro (Mt 26,69-75; Mt 16,18), a la madre y los hermanos Zebedeos (Mt 20,20-23), a nosotros.

Tercero: “La bendición expresa el abrazo misericordioso de Dios” (FC, 19) y recuerda e insiste a toda la humanidad que “la gran bendición de Dios es Jesucristo, es el gran don de Dios, su Hijo. Es una bendición para toda la humanidad, es una bendición que nos ha salvado a todos. Él es la Palabra eterna con la que el Padre nos ha bendecido ´siendo nosotros todavía pecadores´ (Rom 5,8)” (FS, 1).

Cuarto: La FC muestra el rostro “maternal de la Iglesia” para todos sus hijos (FC, 19) y hace realidad y extensiva a todos los cristianos, la invitación de Jesús: “Sean compasivos, como su Padre es compasivo. No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará” (Lc 6,36-38).

Quinto: Por ser un documento eminentemente pastoral, la Nota confirma que la FC, “en sus aspectos prácticos, pueden requerir más o menos tiempo para su aplicación de acuerdo con los contextos locales” (2), por tanto, no obliga a las Conferencias Episcopales ni a los obispos a implementar la Declaración de inmediato, sino en función de la cultura, las leyes locales e incluso, prever “la necesidad de no innovar mientras se toman todo el tiempo que haga falta para la lectura y la interpretación” (2) de esta disposición.

Sexto: Pudiera ser necesario explicar, a través de catequesis, que las bendiciones a parejas irregulares y del mismo sexo, no son más que “cauces pastorales que ayudan a expresar la fe de las personas” (Nota, 6), pero nunca “una ratificación de la vida que llevan” (Nota, 4).

Séptimo: Con la FS se nos invita a “aceptar que si un sacerdote da este tipo de sencillas bendiciones no es un hereje, no está ratificando nada ni está negando la doctrina católica” (Nota, 6), sino que simplemente está realizando uno de los tantos “gestos pastorales” que practica la Iglesia toda, cada día.

Octavo: La FC es el resumen más apretado del papado pastoral que está realizando Francisco, bajo la convicción de que “¡Dios no aleja nunca al que se acerca a Él!” (FC, 33); todo lo contrario, “cada hermano y hermana podrán sentirse en la Iglesia siempre peregrinos, siempre suplicantes, siempre amados y, a pesar de todo, siempre bendecidos” (FS, 45).

Noveno: La Nota misma afirma: “La verdadera novedad de esta Declaración… es la invitación a distinguir entre dos formas diferentes de bendiciones: ´litúrgicas o ritualizadas´ y ´espontáneas o pastorales´” (Nota, 4).

En fin, FS podría ser el documento más revolucionario e innovador desde la conclusión del Concilio Vaticano II, en 1965, que representa una verdadera novedad y un avance en la Teología Pastoral de la Iglesia. Si bien es cierto, que la Declaración vista desde la Tradición de la Iglesia, leída someramente e incluso analizando su contenido con sospechas, podría causar confusión y temor, profundizada y explicada, la FS es contundente y firme en su posición respecto a distinguir entre doctrina y pastoral, entre sacramento y sacramental. ¡Enhorabuena!