La Solemnidad de Todos los Santos provoca pensar sobre los ángeles y santos. ¡Son geniales! Aprendí, que, aunque Dios está muy ocupado, siempre tiene oídos abiertos a nuestro más mínimo suspiro. Nos consuela con el cuidado del Ángel de la Guarda y nos inspira con la vida de los santos. ¡Nuestra fe y la santidad son importantes!
Es increíble que el desastre y la crueldad sean los principios fallidos en las personas que no creen en Dios y no buscan una vida en santidad. Sus propósitos son egoístas y confusos. Según ellos, se puede castigar al que hirió un animal, al que robó un huevo de un águila, de una especie en peligro de extinción, y al mismo tiempo, permiten el aborto de un niño hasta las 12 semanas de embarazo, sabiendo que la vida comienza con la concepción. En Polonia, siguiendo el ritmo de la Unión Europea, que sacó a Dios de su ley, lo quieren hacer ley. En el ejército de Canadá prohibieron usar la palabra Dios y referirse a Él. Con las ideologías modernas, estas entidades incrédulas ofrecen muchas ayudas económicas, pero ¿a cambio de qué?
Hay que vigilar cuál es el acuerdo y transmitir a las nuevas generaciones los principios correctos, basados en la ley de Dios. Debemos recordar y transmitir por los diversos medios posibles las historias de las personas que lloraron y dieron su vida a cambio de los ideales cristianos.
Es urgente que el mundo conozca la existencia de mentes verdaderamente brillantes y espíritus poderosos que entre los disturbios y tormentos del mundo siguieron el norte y la ley de Dios, realizando la misión de su vida con claridad y principios, a cambio del máximo sacrificio. La moral cristiana dice claramente, que la vida humana está por encima de todo.
Entonces, debemos señalar los puertos seguros para el alma humana, que en primer lugar es el camino a la santidad. Esto conlleva el sacrificio y determinación para cumplir los consejos del Evangelio. Los santos con sus historias de vida lo señalan. Visitando el cementerio y llamando a la memoria las historias de sus antepasados pensemos sobre ello y cuántas lágrimas echaron para que tú y yo tengamos una mejor vida y creamos en Dios. ¿Y qué hay con nuestro llanto de hoy? Estamos rescatando a los hombres para la salvación.
Querido hermano, debes saber que cada una de tus lágrimas, es decir, tus esfuerzos y sacrificios no son en vano, son recogidas por los santos ángeles. Si sigues así, si sigues la misión de tu vida con determinación, un día el Señor te adornará con la corona de los santos. Y cuando llegue el momento de tu regreso a la Casa del Padre, tendrás por esta corona eterna alegría.
Santos ángeles, cuídennos, enséñennos la sabiduría de la vida, para que podamos servir a Dios y en especial, a los niños huérfanos y abandonados con sacrificio y responsabilidad. Amén.