La Sabiduría pastoral de Mons. Flores 

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Mons. Juan Antonio Flores Santana, Arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago, el cual será siempre recordado, no solo por su espíritu de sencillez, humildad y fuerte vivencia espiritual que le acompañó a lo largo de su vida, sino también por la obra pastoral que desplegó mientras dirigió  la Iglesia local de Santiago.

Recuerdo que recién ordenado, trabajando como vicario parroquial de la parroquia San Lorenzo de Cienfuegos, le hablé de la gran población que allí había y le invité para que desde lo alto de un cerro, que hay en el barrio, viera la inmensidad del lugar y que nos ayudará a construir algunas capillas. Diligente como siempre en estas cosas, dijo que lo que había que crear eran parroquias. En ese momento no lo ví bien, pero como decía su eterno amigo Mons. Jiménez, cuando en algunas cosas no estaba de acuerdo con él: ´´Él es el que tiene la unción´´, por lo tanto había que obedecerle, y como él mismo decía: ´´El que obedece nunca se equivoca´´. Se echó manos a la obra y le acompañamos en este proyecto, que se extendió a toda la Arquidiócesis.

Pero creo que esto era algo que ya él tenía en su mente y sabiamente lo concibió: conseguir terrenos en las zonas de equipamientos de las urbanizaciones y nuevos residenciales, o en los nuevos poblados, reunir a la comunidad en algún lugar y poco a poco ir construyendo el templo. También hacer algún salón que luego quedaría como salón parroquial hasta que se hiciera el templo como tal, y poner al frente algún Diácono hasta que llegará un sacerdote. 

Este proyecto se fue haciendo poco a poco y la Arquidiócesis pasó de 40 y tantas parroquias a 89 en su momento. Mons. Flores tuvo la visión y la sabiduría pastoral del momento, ya que decía que había que llegar primero antes que los sectarios. Y lo que es parroquialmente La arquidiócesis de Santiago se le debe prácticamente a su gestión.

Mons. Flores antes de ordenar a sus candidatos inmediatos al sacerdocio, le deba un pequeño retiro y previamente nos ponía a hacer unas lecturas de su libro: ´´Vivamos con gozo nuestro sacerdocio´´, que son una colección de homilías de ordenaciones sacerdotales que había tenido. 

De todas esas lecturas destacaba una, en la cual citaba creo que a una anciana de su tiempo en la Diócesis de la Vega, que le dijo que habían tres tipos de sacerdotes: unos que hacen solo lo que se les dice, otros que no hacen lo que se les dice, y los ´´abre trocha´´, estos últimos son los que crean nuevas cosas, mejoran lo que hay, realizan nuevos proyectos y dan vida a la comunidad. 

Pienso que en lo último por ahí anduvo lo de Monseñor, fue un ´´abre trocha´´ en esta Arquidiócesis de Santiago, no se contentó con lo que encontró, pero no por capricho, sino que su sabiduría pastoral le llevó a ver lo que hacía falta, y por donde el Espíritu quería llevar su quehacer pastoral, quedando esto como legado de su obra entre nosotros. Ahora nos toca a nosotros que al igual que él, al llegar a un lugar a donde nos ha destinado la Iglesia es importante que vamos sus necesidades y trabajemos en consecuencia, pues siempre habrá nuevas tareas que realizar, nuevos proyectos que hilvanar, para que el proyecto principal el del Reino se haga visible entre nosotros. 

Gracias a Mons. Flores no solo por lo que hizo sabia y pastoralmente, sino por ser un referente permanente de nuestra Iglesia en Santiago y de toda la Iglesia dominicana.