Imágenes de terror
conmocionaron al mundo
con impacto tan profundo
que llegaba hasta el horror,
era cierto: no era error
un país civilizado
sucumbía anarquizado
por hordas enardecidas
vandálicas y homicidas
que a París han destrozado.
En llamas los edificios
automóviles y tiendas
interminables contiendas
que causaron estropicios
sufrimientos, sacrificios …
de una ola cavernaria
irracional, incendiaria
que provoca indignación
al ver arder la nación
y a su gente hospitalaria.
Dicen las turbas airadas
que fue abuso policial
el detonante inicial
que trajo las llamaradas,
y las almas desgarradas
de los buenos parisinos
más otros pueblos vecinos
temen por bienes y vida
tras la feroz embestida
de vándalos y asesinos.
Francia ha sido generosa
al recibir inmigrantes
desdichados, trashumantes
porque es tierra venturosa
acogedora y hermosa
que le ha dado el pan y el vino
al que eligió ese camino
como refugio de paz
huyendo al hambre rapaz
y hoy es otro su destino.
Jamás debe la injusticia
ser látigo intimidante
contra ningún inmigrante
pues la indignación propicia
u no vuelva a ser noticia
que otro joven fue abatido
ni que un mar embravecido
por dolor y desconsuelo
echó todo por el suelo
en un violento estallido.-