Por: José Jordi Veras Rodriguez
Nuestra Hidalga ciudad Corazón, siempre se ha caracterizado en mucho tiempo atrás, por haber contado con tránsito organizado en comparación con las demás provincias y municipios del país. Tanto en cuanto al transporte público urbano e interurbano y privado. Iniciamos con respetar el color de los techos de los vehículos, para saber el día a quién le tocaba, y se cumplía, por allá por la década de los 60s y 70s.
Lo que siempre nos jactamos, es que aquí podemos hacer varias diligencias y movemos de un lugar a otro de la ciudad en poco tiempo, comparándonos claro con el Gran Santo Domingo y el Distrito Nacional.
Ahora bien. En los últimos diez a quince años. Todo ha ido sufriendo un deterioro constante. Quizás todo fruto de causas como la poca o escasa planificación de las autoridades gubernamentales y municipales en ofrecer salidas viables a las dificultades que ayer era pequeñas, hoy resultan grandes en la viabilidad, movilidad y organización del tránsito. Asimismo, la cantidad de rutas que se han agregado por negocios con las franjas y las rutas en todo el ámbito de la ciudad. Y también, no se han creado las estructuras de desahogo para que la cantidad de vehículos que pululan diariamente puedan movilizarse de manera pacífica. Por último, no se le ha dado el valor que merece al transporte colectivo para que fuera una alternativa al ciudadano y que no se tuviera la necesidad de comprar unidades individuales. Con todo y el trabajo de la OMSA, que se reconoce, pero debería ser más apoyada.
Existen calles y avenidas, que por su estrechez o cantidades de negocios y residenciales que poseen en sus alrededores, que resulta imposible que la duración de moverse de un extremo a otro, no se convierta en una peripecia.
La falta de visión a través de los años, y la mala planificación siendo permisivos en permitir que se colocaran, ya fueren plazas, urbanizaciones; residenciales multifamiliares, y empresas; hoy impiden o hacen casi imposible, el poder ampliar vías que hoy pudieran hacer sido la solución con su ampliación como es el caso de la Carretera que inicia desde la av. Bartolomé Colón hasta llegar a la Turística.
Lo que hoy se está llevando a cabo por las actuales autoridades, no resolverá el problema del tránsito qué hay acusamos, porque sólo tendrá, un beneficio en la movilización de la parte Oeste de la ciudad, pero todo lo demás, con el crecimiento de la ciudad de forma exponencial en nuevas plazas y edificios de apartamentos, sigue siendo una bomba de tiempo que aún no explota, pero que ya se sienten de por sí sus efectos en el día a día cuando todos nos movemos en las calles de nuestro querido Santiago.
A menos, que el Plan de Movilidad “Integrado” del que ha hablado el presente gobierno, tenga algunas sorpresas que no haya compartido con nadie, tendremos en pocos años que comenzar a vivir los estragos de lo que vivían los capitalinos antes de que se crearan los túneles y los elevados. Dios nos tome confesados.