-Miguel Gullón
El Centro Bíblico Teológico Pastoral para América Latina y El Caribe (CEBITEPAL), Centro de Formación del CELAM, organizó los días 29, 30 y 31 de marzo de 2023 el Congreso Latinoamericano y caribeño “La Iglesia al servicio de la Paz” convocando a 80 participantes reunidos presencialmente y 274 de forma virtual. La construcción de la paz en nuestra región fue el tema central abordado desde los testimonios de vida, experiencias de dolor y perdón, junto con los momentos teórico-pedagógicos que, desde tiempos antiguos, nos enseña el andar de la humanidad en zonas de guerras y de conflictos. Fue un privilegio compartir con tantas personas comprometidas en la construcción del Reino de Dios en todos los ámbitos de la sociedad. A continuación, las conclusiones y desafíos dialogados en este tiempo de gracia:
- A través de ponencias y experiencias hemos recibido importantes luces sobre el espíritu que debe animar nuestras prácticas en pro de la paz, pero también sobre los métodos coherentes con este espíritu.
- Hemos experimentado la presencia de la Iglesia en las llagas de la humanidad, en las llagas de sus fronteras; encontramos una Iglesia con olor a oveja y dispuesta a servir a las personas y al bien común.
- Constatamos una visión expandida que parte del dolor a la esperanza, de la angustia a la serenidad; donde la fe construye el puente a la armonía con Dios, los hermanos y la creación.
- Constatamos la maduración conceptual y metodológica de lo que nos toca hacer y aportar, la diversidad de experiencias y servicios que, de hecho, ya se hacen desde y como Iglesia en el continente americano.
- Agradecemos la clarificación del enfoque de lo que es y requiere la paz, así como de los aportes eclesiales específicos. Pudimos evidenciar la centralidad de las relaciones en la paz y comprendimos el gran servicio que la Iglesia puede ofrecer a ella desde la conversión de las relaciones.
Pasos eclesiales por dar para una construcción de la paz siempre más efectiva y profética:
Ø El Congreso evidenció el potencial poder transformador de la coherencia y vínculo entre la teoría y la praxis; solo así se podrán encarnar los mensajes y documentos de la Iglesia y ésta tocará la carne ensangrentada del santo pueblo de Dios.
Ø Existen nuevos retos y preguntas, lo que hacemos es insuficiente. Urge una cohesión interna capaz de superar las polarizaciones de la misma Iglesia y la exigencia de unas prácticas más conectadas y de conjunto.
Ø La paz son momentos, procesos, causas y sujetos; dependerá de cuánto logremos identificar, reconocer y tejer entre las distintas expresiones eclesiales y en conjunto con todas las distintas Iglesias, religiones y todas y todos los artesanos de paz trabajando a distinto nivel y en momentos diferentes de los procesos de transformación; para llegar de esta manera no solo a la paz social sino la Paz Justa.
Ø Exhortamos a la Iglesia en América Latina y el Caribe al trabajo intensivo en torno a las causas estructurales de los conflictos en el continente, a los efectos de poder trabajar fuerte y proféticamente en los Derechos de los Pueblos; visión contenedora y superadora de los Derechos Humanos.
Ø El reconocimiento y documentación de aprendizajes y lecciones de la práctica de construcción de paz es una tarea urgente que no debe ser cooptada por ninguna estructura en particular, sino para ser vinculados y articulados al servicio de los procesos, de los cuales sea el pueblo su propio protagonista y las realidades concretas las que determinen su mejor forma de uso y servicio al Reino.
Ø Como lo indica el Papa Francisco: “El diálogo es el oxígeno de la paz”, queremos insistir en la urgencia de impulsar procesos de diálogo. La Iglesia está llamada a ser facilitadora natural del diálogo, el perdón, la justicia restaurativa y la reconciliación en todo momento y lugar.
Ø Reconocer que dentro de los procesos de integración latinoamericana se encuentran ya las zonas de paz establecidas a las propias constituciones regionales; por lo tanto, se cuenta con plataformas continentales colaborativas al trabajo de la Iglesia por la Paz.
Ø Los gozos, las esperanzas, los dolores y gritos de nuestros pueblos resonaron en el congreso interpelándonos como Iglesia a un profetismo evangélico comprometido y eficaz. Esto nos ayudará a superar el estado de neutralidad y nos compromete siempre más con la dignidad humana y de los pueblos.
Ø Sugerimos fortalecer la construcción de la paz, comprendiendo los conflictos coyunturales y estructurales de las Américas como la gran urgencia, respuesta y propuesta para el próximo período del CELAM.
A destacar que estas conclusiones y desafíos fueron fruto de unos días bendecidos y vividos en profunda fraternidad ecuménica. El espíritu del CELAM sigue inspirando e iluminando el caminar del Pueblo de Dios tejiendo lazos de amistad en la armonía de la sinodalidad. La Dra. Susana Nuín, directora del CEBITEPAL, se expresó felicísima por los frutos que ya se están viendo en este entramado de paz para todo el continente: “este Congreso constituye un gran logro, la profunda articulación teoría-praxis, los presentes son muy representativos del largo trabajo en importantes instituciones. Estamos viendo una Iglesia que se percibe abierta, dialogante y autocrítica”.