Realidades y extractos.

Ya las autoridades determinaron hace unos días, que se le  pondría fin al Estado de Emergencia y con esto, el toque de queda.  Esto que ya era esperado porque políticamente había mucha presión y ya sabían que la oposición no estaba dispuesto a seguir aprobando tal situación y recuerden ustedes que en la última ocasión se pudo lograr por una jugada del presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco. 

Antes de dilucidar el tema, no podemos dejar pasar la curiosidad, del por qué el poder Ejecutivo, llevó a cabo tal medida, sin tener el espacio de legalidad de un Estado de Emergencia, ya que bien pudo haber suprimido el toque de queda y dejado el Estado de Excepción para dentro del mismo, haber aplicado lo que se supone iniciaría a partir del 18 de octubre. Utilizaron la Ley General de Salud para desde ahí dejar entrever que todo estaba acorde a lo legal, pero, entendemos que no es así.  Si bien es cierto la intención pudo y es buena, pero no la forma en que se hizo.

Independientemente de todo lo expresado, en pocas palabras a luego del 18 de octubre, nadie podrá andar por ahí sin su tarjeta de vacunación; ni podrá hacer diligencias de ningún tipo en oficinas públicas sin previamente mostrarla; los negocios no admitirán a todo aquel que no presente su tarjeta; nadie que no se haya vacunado podrá usar un vehículo público.  Y los negocios de expendios de bebidas, deberán limitar su venta hasta determinadas horas.

Quitando el poder y control del Estado en cuanto a la pandemia, sin haberse alcanzado el deseado rebaño contra el brote, o sea, que unas cuantas provincias no mayor a cinco, alcanzaron el setenta por ciento en ambas dosis de vacunas, coloca una situación en que de alguna manera debe garantizarse que esto ocurra, ha sido con esa obligatoriedad que ya enunciamos más arriba que se pretende lograr alcanzar el porcentaje deseado y seguir manteniendo al virus dentro de lo razonable.

Todo esto quiere decir, que ahora la responsabilidad es mayor de cada uno de los ciudadanos, que aún no han asumido su papel de contribuir al vacunarse para evitar que el virus tenga posibilidad de propagarse o de crear rebrotes peligrosos.  

Es cierto que hay derechos que se contraponen, cuando se limita el derecho de determinación y de tránsito, con el de la salud.  Sin embargo, lo que se ha demostrado es que lo que mata es el virus, no la vacuna.  Si queremos salir de esta pesadilla, no basta el uso de mascarillas y aislamiento, eso evita el contagio, pero esto se completa para si comenzar a erradicarlo, por así decirlo, con la vacunación mayoritaria o máxima.

Hoy día, se va a requerir de cada dominicana y dominicano,  que se asuma un nivel de conciencia y de responsabilidad, mucho ayer, al que hemos atravesado hasta ahora.  Comencemos a salir de esto de una vez, vacunándonos.

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