Estar conectados: Más que un privilegio, un derecho

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Aunque tú y las personas de tu círculo social estén acostumbradas a tener y disfrutar de buena cobertura al Internet, teléfonos inteli­gentes, laptops, tablets o ya estén volviendo su casa Smart, existe otra cara de la mo­neda: hay personas que no tienen acceso a estos derechos. Sí, son derechos, no privilegios; se les llama derechos digitales. Iber­drola, empresa española de energía renovable los define como “aquellos que permiten a las personas acceder, usar, crear y pu­blicar medios digitales, así como acceder y utilizar ordenadores, otros dispositivos electrónicos y redes de comunicaciones.”

 Lo más sorprendente de estos derechos no es que existan, sino que según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todos los derechos tienen la misma importancia y arrebatar un derecho impacta todos los demás.Sé que puede parecer pretencioso pensar que es relevante para una persona tener acceso a las tecnologías de la información pero, si pensamos en justicia, hay muchas personas que no saben qué está pasando en el resto del mundo y tampoco pueden contar con las respuestas a todas sus dudas al consultarlas en Google en cuestión de segundos.

La Unión Internacional de Tele­comunicaciones (UIT) sostiene que, a finales de 2019, alrededor de 3,600 millones de personas no tenían acceso a las redes ciberné­ticas. Esta brecha digital ha provocado que diversas organizaciones e investigadores luchen por brindar igualdad a todos los habitantes del mundo. Las principales razones por las que esto ocurre son las ­siguientes: la incomunicación y el aislamiento, las barreras de acceso al estudio y al conocimiento, las diferencias sociales y la discriminación sexual.

Existen diferentes tipos de desi­gualdad digital y cada una tiene sus razones. Sin embargo, quienes no sufrimos esa clase de situaciones, debemos dejar de vivir en la burbuja en la que creemos que todos estamos conectados. Hay mucha gente que no tiene condiciones para poder disfrutar la dicha de comunicarse todo el tiempo: sin fronteras, de forma económica e inmediata y con todo el entorno. Esas personas no pueden vivir la supercultura que ha creado la globalización. Tú y yo sabemos que el Internet hace la vida más fácil, más completa. Por tanto, todos deberíamos poder vivirlo, es nuestro derecho.

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