Llega el final del año, un final anhelado y esperado por muchos, ya que el 2020 no fue ese mejor año de nuestras vidas, sino aquel año en que todos estuvimos en peligro. Hay un deseo de que ya llegue el 2021 para ver si cambian nuestras expectativas y posibilidades, y parece que así será. Hay mucho optimismo con relación a este año, ya que esperamos salir y vencer el peligro en el cual estuvimos sumergidos en el 2020, y por lo menos volver a comenzar, volver a la normalidad de nuestra existencia.
Si bien es cierto para muchos el 2020 fue un año muy fatídico, nos sorprendió a todos la llegada de la pandemia del coronavirus, el covid-19 nos tomó a todos desprevenidos, pero gracias a los avances en la medicina, en el manejo de epidemias y en la buena disposición del personal médico en el mundo, la cosa, aunque ha sido terrible, no fue peor. Pues aunque perdimos mucho, sobre todo mucha gente querida que ya no están con nosotros, ya que en este mundo, en estos momentos no hay nadie que no haya perdido a alguien; en el año, debido a esta situación, hubo mucha solidaridad por parte de las instituciones sociales, gubernamentales y religiosas, pero sobre todo del hombro a hombro de mucha gente de buena voluntad: familiares, amigos, vecinos y otros que supieron auxiliar a los infectados, que no lo dejaron solos y que ayudaron a que la situación de los más vulnerables de nuestra sociedad, en este 2020 no fuera peor.
Hubo muchas cosas importantes y buenas, en medio de las penurias del año que concluye, la pandemia acercó más a los que debían estar cerca y estaban lejos o se habían alejado. Las cuarentenas a las que fuimos sometidos, volvieron a muchos padres a sus casas, les tornó de nuevo a sus esposas y a encontrarse más tiempo con sus hijos, eran muchos los que estaban felices en medio de la tristeza de todo un mundo. Otros volvieron a la fe, ya que no había nada en principio para combatir este mal, solo nos quedaba ponernos en la manos de nuestro Dios y rezar. Muchos también comenzaron a darle más valor a su tiempo, a no desperdiciarlo en reuniones vacías y que nada aportan, y se vió cuánto ha avanzado el ser humano a nivel de ciencia y tecnología, ya que gracias a los medios digitales y a las computadoras, el mundo continuó, no se detuvo en su quehacer, hasta el punto de que ya, en el día de hoy tenemos vacuna.
Pero no hay que mirar atrás para lamentarnos, solo para coger experiencia y seguir la andanada de nuestras vidas por los senderos del 2021, que ya está a la puerta. Todos esperamos que sea el año de la victoria contra el coronavirus, y así será, y debemos hacerlo en honor y honra a todos esos que están en la Casa del Padre, que quieren y desean que sigamos vivos y dando vida a este mundo que nos ha regalo Dios.
La vacuna ha comenzado, y ya eso es un buen augurio, ya se puede comenzar a planificar y ver por dónde enrumbaremos nuestras vidas, pues en este año deben darse los cimientos de una mejor forma de vivir para el ser humano, no podemos seguir en un mundo de cada quien por su lado, ya es hora de que la unidad de los hijos de Dios comience a hacerse posible a través de una fraternidad universal que nos lleve al establecimiento del mundo que nos merecemos.
Terminemos de llorar a nuestros muertos y a la muerte en cuanto vivencia que nos dejó el 2020, abrámonos a la vida nueva que nos trae el 2021, y que el buen Dios nos acompañe y bendiga.
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