Santo Domingo.- El arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, ordenó el pasado sábado 29 de agosto, por imposición de manos, a 17 nuevos diáconos permanentes, que se ya se han integrado al trabajo de evangelización, administración de los sacramentos y a las distintas pastorales de las parroquias a las que pertenecen, todas del Distrito Nacional.
La semana anterior, los obispos auxiliares de la Arquidiócesis de Santo Domingo habían ordenado a otros nueve diáconos permanentes, candidatos pertenecientes a la última promoción San Paulo VI (2015-2019), que pertenecen a parroquias de las vicarías territoriales Santo Domingo Este, Santo Domingo Norte y Santo Domingo Oeste. Los obispos que impusieron sus manos a este primer grupo de nueve diáconos fueron Benito Ángeles Fernández, Faustino Burgos Brismán y Jesús Castro Marte, quien ya había sido trasladado a la diócesis de la Altagracia.
Con la consagración del último grupo de 17, entre los que se encuentran por primera vez dos periodistas activos en los medios de comunicación del país, se elevó a 26 el número de diáconos permanentes ordenados en la arquidiócesis de Santo Domingo durante el pasado mes de agosto, todos hombres casados y con diversas profesiones y ocupaciones.
La ordenación se efectuó en la Catedral de Santo Domingo, Primada de América, bajo las restricciones de la pandemia del covid-19, a las 9:30 de la mañana, durante una ceremonia que ha sido preparada por los liturgistas del histórico templo colonial, sede del Arzobispo Primado de América. Nueve ya han sido ordenados en las distintas vicarías territoriales de la Arquidiócesis.
Los periodistas ordenados diáconos son Ramón Urbáez, de la parroquia Divina Providencia, de Arroyo Hondo, y José P. Monegro, de San JHosé de Calazans, Cuesta Hermosa. Urbaez, quien es cuñado del Arzobispo de Santiago, monseñor Freddy Bretón Martínez, labora como Asistente Publicaciones del Tribunal Superior Electoral (TSE) y colaborador de Listín Diario, Monegro es director del periódico El Día. Ambos son profesionales de la comunicación que han laborado y dirigido distintos medios, y en el caso de Urbáez dentro y fuera del país.
Los demás ordenados son Alcides Omar Payano Pérez, parroquia San José de Calasanz; Alexander Efraín Soyo Ovalle, San Miguel de la zona Colonial; Américo Bordas Coradín, San Juan Bautista la Salle, de Bella Vista; Daniel Pérez Severino, Santo Toribio de Mongrovejo, Los Ríos: , Deivy de Jesús López Santos, parroquia Ascensión del Señor y Felipe Reyes Espejo, Inmaculado Corazón de María, del Ensanche Quisqueya.
Asimismo, José Peña; parroquia Santo Toribio de Mongrovejo; Juan Evangelista Rivas Morillo, Divino Niño Jesús, Las Pradreras; Juan Lino Liranzo Rodríguez; Parroquia Cristo Rey; Luis Alberto Pimentel Caraballo, San Antonio de Padua, Gascue; Rafael Antonio Díaz García, Villa Consuelo; Ramón Andrés Estévez Rodríguez; Santiago Apóstol, Villa Consuelo, Ramón Fernando Celeste Portes; San Mauricio Mártir, Los Jardines del Norte; Teófilo Paredes García; San Antonio María Claret, Ensanche Paraíso, y Yudis Manuel Terrero Pérez de la parroquia, San José de Calasanz de Arroyo Hondo.
En su homilía, monseñor Ozoria destacó la labor que realizan los diáconos permanentes en la iglesia y dijo que especialmente en la Arquidiócesis de Santo Domingo, donde unos de 180, realizan múltiples trabajos en las diversas pastorales, las obras sociales, la catequesis, la promoción humana, la caridad entre los pobres y la administración de la curia y las parroquias.
Un diácono es considerado un servidor, un clérigo o un ministro eclesiástico, que recibe el grado inferior del sacramento del Orden Sagrado por imposición de manos del obispo, y por lo tanto se le considera la imagen sacramental de Cristo servidor, en virtud de la
Sagrada escritura que especifica: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos».
Es oficio propio del diácono, según le fuere asignado por la autoridad competente, administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles e instruir y exhortar al pueblo de Dios.
Al igual que un sacerdote, el diácono recibe ya el sacramento del Orden (sacerdotal). Sin embargo, un diácono no es un sacerdote y por lo tanto, no puede llevar a cabo las potestades sacramentales.
Desde la fundación de la iglesia, hace más de 2 mil años, los apóstoles de Jesús designaron a hombres de buena fama y comprometidos como servidores que les ayudarán con las tareas de la administración de la iglesia y se ocuparan de los pobres y las viudas, mientras ellos se dedicaban a la predicación del Evangelio y la misión que Cristo les había encomendado.
Las iglesias usan diáconos de diferentes maneras. Pueden preparar y servir la comunión, establecer salas para eventos, ocuparse de las instalaciones y los terrenos, orar con los confinados y, por supuesto, guiar a la iglesia para proporcionar a las ayudas que necesiten los feligreses. En resumen, hacen cualquier cosa y todo lo que la iglesia necesita.
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