Septiembre: Mes de la Biblia y primer Mes de la Misión Bíblica Católica

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Septiembre, Mes de la Biblia y primer mes de la realización de la Misión Bíblica Católica, a todo esto nos invita nuestra Igle­sia dentro del Plan Nacional de Pastoral, en este septiembre que nos regala el Señor y en este año dedicado a la Palabra de Dios.

Hasta este momento se ha dado toda una preparación zonal y comunitaria para la rea­lización de esta misión, a la cual todos no­sotros, como miembros de la Iglesia y cre­yentes en Jesús nuestro Señor y Salvador, estamos convocados.

Como bien sabemos, desde hace muchos años septiembre es tipificado entre nosotros como Mes de la Biblia, donde nos detene­mos a ahondar un poco más en profundidad, acerca de la Palabra de Dios contenida en las Sagradas Escrituras; ya son tradicionales una serie de actividades que realizamos, desde hacerle un espacio especial decorado en nuestros templos a la Biblia, entronizarla el primer domingo del mes, hacer la lectio divina, tener semanas bíblicas, talleres bí­blicos, marchas y un sin número de creati­vidades pastorales que han ayudado y ayudan bastante a tener conciencia de lo que es la Biblia entre nosotros y nos animan en el camino de nuestra fe.

La centralidad de la Biblia entre nosotros los católicos ha sido un arduo recorrido, gracias al Concilio Vaticano II y a todo el trabajo pastoral de animación bíblica que se ha dado en estos últimos años, pues desde el siglo XVI, debido a la famosa reforma de Lutero, entramos en lo que se llama el “invierno bíblico” en la Iglesia católica, del cual todavía no hemos salido totalmente, pero hemos avanzado bastante en las últimas décadas, pues es hermoso ver cómo el católico de hoy se interesa no solo por tener una Biblia para leer la Palabra de Dios, sino que también la estudia y busca aprender a interpretar lo que allí se dice, y lo más im­portante, la búsqueda de caminos para llevar el texto sagrado a su vida, porque este es en definitiva el objetivo principal de todo abordaje bíblico: hacer que la Palabra de Dios en ella contenida ilumine y guíe nuestra existencia y haga de nosotros mejores creyentes e hijos de Dios.

En este año que nos hemos trazado la realización de una Misión Bíblica en nuestra Iglesia, buscamos subrayar primero el sentido misionero que tiene nuestra fe y que llevamos cada uno de nosotros, pues hay que ir hacia la gente y darles a conocer la Palabra de Dios contenida en la Biblia, hay que motivarles a que se adentren al conoci­miento de nuestro Dios y Señor, a que ha­gan experiencia en el Dios bíblico, que sepan que mediante el texto Dios ha hablado y sigue hablando, tiene mucho que de­cirnos en el hoy de nuestras vidas.

La realidad de nuestro mundo nos lleva hoy no solo a creer, sino a saber por qué y en quién creemos en realidad, y a dar razo­nes de nuestra fe, por eso tenemos y debemos conocer todo lo relativo a la revelación de Dios en nuestro universo y muy especial en las Sagradas Escrituras. De ahí que tene­mos que ser discípulos, aprendices en la escuela del Maestro a través del texto sagrado que nos ha dejado.

En otras palabras, al decir del documento de Aparecida, somos discípulos-misione­ros, debemos conocer nuestra fe y ser portadores de esa misma fe hacia los demás. Es lo que queremos desarrollar en este septiembre bíblico y dentro de la Misión Bíblica Católica: conocemos del Señor, contenido en la Biblia, y le llevamos junto con la Biblia y damos a conocer el conte­nido bíblico a los demás.

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