Detengamos el funeral

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Continúan las muertes de mujeres a causa de la violencia intrafamiliar que padecemos. Ahora la nueva modalidad es matar también a los hijos y parientes más cercanos de las víctimas de este terror, que concluye en muchos casos con el suicidio del agresor.

El panorama es horrible. Es que muchos han olvidado para siempre el mandato de: No matarás.

Frente a este fenómeno social tan cruel, hay que trabajar sin descanso para arrancar de raíz las causas que lo están generando. El hogar debe ser el primer espacio para comenzar la siembra de valores que den sentido a nuestra existencia, a la vez que nos indi­quen la senda a seguir para construir una socie­dad en donde se respete la vida.

Todos los sectores ­tene­mos que involucrar­nos en una jornada permanente de fomentar una cultura de paz. Así no pode­mos continuar. La vida es sagrada; y aquellos que atenten contra ella deben recibir las sanciones ­corres­pondien­tes.

No podemos seguir sembrando tantos vientos de violencia, porque ya la tempestad es infernal. Es hora de que cada dominicano sea instrumento de paz y concordia. Por ejemplo, los artistas llamados urbanos, deben adecentar el contenido de tantos temas llamados musicales, que lo que hacen es fomentar el irrespeto a la mujer y presentarla como un objeto que no merece respeto. Eso es violencia y se convierte en el primer paso para llegar al maltrato físico que termina en tragedia.

Que ninguna otra mu­jer sea víctima de esta barbarie. No más funerales a causa del machismo.

Sentemos las bases de un nuevo orden social en donde el crimen no tenga la última palabra.

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