Pastoral de la Salud Servicio, creatividad y fortaleza

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El pasado jueves 6 de junio se tuvo el XII desayuno anual de la Pastoral de la Salud que organiza la Arquidió­cesis de Santo Domingo. Una actividad a casa llena, con una presencia de las fuerzas parroquiales de la Iglesia capitalina. El acto se tiene para reca­bar fondos y para estimular a la ya buena cantidad de gente que se va in­corporando a ese apostolado viejo, pero con nuevas formas y servicios.

El éxito del desayuno nos permite reflexionar y compartir con uds, ­po­nernos al tanto de las cosas, de las ya pasadas y de las nuevas y emergentes.

La Iglesia se ha preocupado desde sus inicios por los necesitados, ver caso de huérfanos y viudas en el libro de los Hechos de los Apóstoles, 6, 1. A partir de ahí por todas las partes por donde ha pasado la Iglesia siempre ha habido un servicio de salud. En nues­tro país durante el período colonial tuvimos los hospitales san Nicolás y san Andrés. En tiempos más recientes el padre Antonio Luciani fundó un hospicio en san Pedro de Macorís; y el padre Billini, cosa sabida, fundó en 1869 una casa de beneficencia, un manicomio y un la­za­reto, como se llamaba antes a los centros de atención de enfermos, le­prosos y pacien­tes mentales. La Casa de Beneficen­cia se convirtió en el Hospital Padre Billini y en 1910 se integraron a ese servicio las Herma­nas Mercedarias de la Caridad. El servicio de religiosas en los hospitales se fue extendiendo y se convirtió en un icono social y eclesial: protección de bienes, mejora de los servicios, atención humanitaria a los pacientes.

El tiempo, ¡Oh tiempo! Hizo cambiar las cosas. El Estado se creyó con capacidad de administrar los hospita­les y las monjas comenzaron a dismi­­nuir y a creer que ya el tiempo de las monjas hospitalarias estaba pasando y se orientaron hacia la pastoral.

Ahora, en un nuevo gesto de crea­tividad, todas las diócesis y algunas de las instituciones eclesiales como congregaciones religiosas, parroquias, fundaciones y Caritas Dioce­sana conservan algunas obras tradicionales, por ejemplo, el servicio en el Hospital Billini, el Hospicio San Vicente de Paúl, de Santiago, el Ho­gar de Ancianos del km 12 de Santo Domingo y el de Neiba y de Dajabón, por decir unos. Pero, además, han proliferado una gran cantidad de pe­queñas clínicas y dispensarios, em­brión de Unidades de Atención Pri­maria, con reconocimiento de Minis­terio de Salud, para ofrecer servicios de medicina ambulatoria (es decir que el paciente regresa a sus casas, que no tienen internamiento) y proporcionan medicinas a precios reducidos. Pero, además, se forman personas para el ministerio de mayores y enfermos que los visitan en sus casas para dar compañía y llevar la comunión. Y la atención de hospitales y penales, a enfermos e internos.

Algo novedoso, la atención a la salud mental. Gra­cias a la donación de quince mil me­tros cuadrados en la Autopista de Las Américas, se proce­de a construir una clínica de día para ofrecer servicios de psiquiatría y salud mental.

La Arquidiócesis de Santo Domin­go anima 105 centros con servicios diversos y la Caritas Diocesana de Santiago cuarenta y nueve. Si se pue­de poner un ejemplo, el centro de las Siervas de María, del Ensanche Naco, Santo Domingo, fundado en 1969.

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