La Presentación del Señor

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Colorado, Santiago.- En Nazaret de Gali­lea, vivía la Sagrada Fami­lia, formada por José, María y Jesús, su primogénito recién na­cido. Como toda familia esta tenía el deber de cum­plir las leyes de Moisés. Así pues, a los ocho días de nacido el niño fue circuncidado y como toda mujer partu­rienta, María se puri­ficó. El siguiente paso según la ley era presentar al niño en el templo, esto se debía hacer a los cuarenta días de nacido. Llegó el día tan esperado, era una familia común, además pobre, por lo que según estaba prescrito la ofrenda que presentaron fue un par de pichones de palomas, lo estipulado para las familias de escasos recursos. María lavó y planchó las mejores galas y salieron bien temprano para el Tem­plo de Jerusalén.

El evangelista Lu­cas capítulo 2, versos del 22 al 40, narra este bello acontecimiento en la vida de esta fami­lia y nos cuenta que al llegar al templo encontraron un hombre justo y piadoso llamado Si­meón a quien el Espí­ritu Santo reveló que no moriría sin conocer al Mesías. Al ver a la familia el anciano salió a su encuentro, tomó al niño en sus brazos y pronunció estas bellas palabras: “Ahora Se­ñor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Sal­vador…” Al escuchar estás palabras los pa­dres del niño se regocijan y Simeón en ese momento le da a María dos noticias: “Mira este, está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten, será como una bandera discutida, así quedará clara la actitud de mu­chos corazones”. Pero la segunda noticia no fue tan buena y me imagino, que se em­pañó la alegría del mo­mento cuando la joven madre escuchó esta predicción: “Y a ti una espada te traspasará el corazón.” Nadie ama más que una madre y el amor y el sufrimiento van de las manos.

El evangelista también menciona a Ana una anciana profetiza que se encontraba en el templo y que al igual que Simeón reconoce en ese niño, al Salvador del mundo.

Las familias católicas mantenemos esta bella costumbre de presentar a nuestros recién nacidos en el templo, un ritual donde ponemos en las manos de alguien que ama, protege y cui­da a nuestros hijos más que nosotros mismos, Dios nuestro Señor.

La Presentación del Señor se celebra cada 2 de febrero, exactamente 40 días después del nacimiento de Jesús el 25 de diciembre. Con motivo de esta solemnidad la comunidad de Colorado vivió unos días de fiesta cristiana. Su parroquia La Pre­sentación del Señor vistió sus mejores galas, para celebrar por todo lo alto sus patro­nales.

Fueron unos días de regocijo con todos los sectores y los diferen­tes grupos de la comunidad, además una participación muy activa de las comunidades aledañas. Se administraron los diferentes Sacramentos y cada día se resaltaron valores cristianos, familiares y sociales. Estas fiestas fueron dedicadas de manera muy especial a la profesora Diana Bueno, una maestra oriunda de Santiago Rodríguez. Nombrada profesora de nuestra escuela en el año 1969 y desde esa fecha resi­de aquí, siendo consi­derada hija meritoria de Colorado. ¡Por sus grandes aportes a la educación, por ser ejemplo de vida cristiana y una incansable cooperadora en todos los proyectos que se emprenden a favor de la comunidad…!

¡Felicidades Doña Diana!

Felicidades al cura párroco Fray Ricardo Acosta, al equipo organizador, al Consejo Parroquial y a la comunidad en general.

Gra­cias a los celebrantes, a las diferentes comunidades y secto­res, que cada noche engalana­ron estas fiestas.

Gra­cias a todos los que hicieron posible que hoy regocijados en el Señor exclamemos con el salmista:

“El Señor ha estado gran­de con nosotros y estamos alegres.”

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