Auxiliándolas ante el cáncer de mama

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“El gran error del tratamiento de enferme­dades es que hay médicos para el cuerpo y para el alma, aunque no pueden ser separados”. Platón.

 

La palabra cáncer se refiere a un conjunto de trastornos que tienen como característica co­mún el crecimiento des­controlado de células de diferentes órganos y tejidos, que produce un gran impacto también en lo psicológico.

El cáncer de mama es el segundo tumor maligno más frecuente entre las mujeres, especialmente en aquellas ma­yores de 50 años. Puedes ser tratado por medio de: cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapia hormonal e inmunotera­pia. La elección de una u otra opción terapéutica está  determinada por las características individua­les de cada caso.

Los expertos conside­ran que el proceso de cu­ración del cáncer de ma­ma es prolongado en el tiempo, estiman que re­quiere seguimiento y  que  el único medio efectivo para detener su progresión cáncer es el diagnóstico precoz.

Cuando a una mujer es diagnostica con cán­cer de mama tiene varias reacciones, siendo la pri­mera el schock emocio­nal y la incredulidad, se­guido de mucha ansiedad por diferentes  tratamientos, las visitas al médico, los análisis, estudios, el buscar resultados, etc. Esto la obliga a realizar una pausa total en su  vida, en la que todos los proyectos se paralizan, su día a día cambia y lo importante es la enfermedad.

Con los efectos se­cundarios a los trata­mientos, puede aparecer miedo o angustia, ambi­valencias anímicas, dificultad para concentrarse, trastornos del apetito y del sueño, ansiedad y de­presión.

Todos estos síntomas, causan un gran malestar físico, psíquico, emocio­nal y social, que pueden ser reducidos mediante la asistencia psicológica.

La intervención  del psicólogo en una pacien­te con cáncer de mama,   tiene muchas ventajas: le permite desahogarse, mediante la expresión libre de emociones; sin ser juzgada, facilita la elaboración del duelo oncológico, trabaja la forma de afrontar los diferentes tratamientos médicos, enfoca las se­cuelas orgánicas, estéticas, funcionales y cognitivas. Adicional, los efectos psicosociales y familiares de la enfermedad.

Si tienes cáncer de mama, realiza cambios  positivos en tu estilo de vida, descansa lo más que puedas, aliméntate de forma saludable, asis­te a sus citas, infórmate de tu enfermedad, crea una red de apoyo, desa­rrolla tu espiritualidad, aprende a manejar de forma salu­dable el estrés y elimina la culpa y el rencor.

 

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