Marcha por la decencia

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La comunidad de Licey, Santiago, está indignada por la cons-trucción de un motel en el centro de este pujante y laborioso municipio. Esta obra está ubicada a poca distancia de centros educativos, del hospital municipal, de la Iglesia católica, estancias infantiles y la Fundación Mo-numento Viviente.

Cada día son más los sectores que se unen a la causa de no permitir que esta edificación se haga realidad. Lo triste de este he­cho es ver cómo nues­tros pueblos están huérfanos de autoridades que velen por el crecimiento sano de nuestros hijos.

Es lamentable ver que hay regidores en nuestras salas capitulares que toman rutas paralelas a los sentimientos de los ciudadanos que dicen re-presentar. Muchos se re-presentan ellos mismos y de­fienden intereses que perjudican el futuro de la Patria.

Otras veces encontra­mos comunitarios que venden su conciencia aceptando dádivas, ha­ciendo del silencio la complicidad perfecta para que ciertos proyectos, no importa el daño que causen, sigan adelante. Ya lo hemos visto con instalaciones de plantas para el expendio de Gas Licuado de Petróleo.

Esperamos que en el caso de Licey al Medio se imponga la sensatez y que los dueños de este negocio escuchen los justos reclamos de un pue­blo que anhela transitar por los senderos del progreso integral.

Hacemos un llamado a las autoridades para que no se hagan sordas ante el clamor de la gente. No permitan que la sociedad dominicana continúe deteriorándose.

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