y un duelo colectivo
Un lamentable incidente
ha ocurrido aquí en Santiago
dejando un sabor aciago
y pesar en tanta gente;
no me es indiferente
y me llena de tristeza
al ver con la ligereza
que se ha tratado este caso
un bochornoso fracaso
con ribetes de torpeza.
No se trata de acusar
de irresponsable manera
al primero que se quiera
ni rumores azuzar;
preciso es desmenuzar
este caso doloroso
profundamente horroroso
que amerita la verdad
ya que por su gravedad
toma un sesgo peligroso.
Se trata de una estudiante
aplicada y meritoria
en esta trágica historia
que es un hecho horripilante;
la que sufrió un humillante
cruel y mortal acoso
al parecer de un mocoso
por demás incorregible
con desenlace terrible
en un hecho criminoso.
Veo con preocupación
tanta insensibilidad
e irresponsabilidad
ante esta situación;
faltando a su obligación
los órganos oficiales
policías y fiscales
han brillado por su ausencia
evidenciando renuencia
de los entes colegiales.
Y ¿el silencio? ¿Qué ha pasado?
¿Dónde está la explicación?
¿Por qué tanta dilación
sobre el hecho consumado?
¡Que tan mal se ha manejado
que crece la indignación
en toda la población
ante la ley y el colegio!
¿Es que prima el privilegio
en nuestra Constitución?




