Un camino de fe compartida

Desde España/ Área: Pastoral de la Salud

Mary Esthefany García

hojuelasdeesperanza@gmail.com

Algunas veces nos preguntan familiares y pacientes en el ámbito de la Pastoral de la Salud, ¿en qué consiste realmente el acompañamiento espiritual? En los momentos de duda, cansancio o búsqueda interior, este acompañamiento surge como un faro que ilumina el alma. No se trata de alguien que camina por nosotros, sino que camina con nosotros, que escucha, ora y discierne desde la fe.

En clave cristiana, este acompañamiento es un acto de amor y servicio. Es Jesús mismo quien, como en el camino a Emaús, se hace compañero silencioso y revelador. A través del otro, Dios nos habla, consuela, reta y transforma.

“Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18, 20). Esta cita nos recuerda que el encuentro entre acompañante y acompañado no es solo humano: es presencia viva de Cristo, que escucha en el silencio, en el dolor compartido y en la esperanza que renace.

Acompañar es mirar el alma del otro con respeto sagrado, descubrir que en medio del sufrimiento, Dios sigue hablando, obrando, sanando. Es saber que una palabra, una oración o una mirada pueden ser instrumento de la misericordia de Dios.Oración final:
Señor, enséñanos a ser presencia tuya para quienes sufren. Que sepamos escuchar con el corazón, acompañar sin juzgar y transmitir esperanza aún en medio del dolor. Camina con nosotros, Señor, y haznos testigos de tu consuelo. Amén.