ÁNGELES DE LOS POBRES ROBADOS

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Padre Jimmy

Iniciamos el tiempo de Cuaresma. Durante este periodo, tenemos oportunidades para realizar acciones en favor de los pobres. Por lo tanto, los invito a reflexionar sobre este tema.

A lo largo de la historia, siempre ha existido un contraste entre los más pobres y aquellos que se aprovechan de su miseria. Hoy en día, los más vulnerables siguen siendo explotados por una élite que se beneficia de su sufrimiento en muchas partes del mundo. En India, con una población de más de 1.4 mil millones, una gran parte vive por debajo del umbral de pobreza. A pesar de los avances económicos, millones de personas siguen sin acceso a servicios básicos como agua, electricidad y atención médica. En África, la escasez de recursos ha obligado a muchos a huir en busca de mejores condiciones de vida.

El patrimonio común:

El agua, el aire y la tierra deberían ser bienes comunes para todos, pero en muchos países están siendo privatizados y apropiados por intereses privados. La falta de acceso a estos recursos pone en peligro la vida, especialmente de las comunidades más pobres. Este fenómeno también ocurre en Polonia, donde, tras la caída del comunismo, sus líderes se convirtieron en empresarios, quienes se han apoderado de los bienes públicos, dejando a la mayoría en la miseria.

Polonia: La explotación de los más pobres

Tras el colapso del comunismo, Polonia pasó a un sistema de libre mercado. Sin embargo, esta “libertad” ha sido secuestrada por unos pocos, mientras la mayoría de los polacos, especialmente los más pobres, siguen sufriendo. El desempleo juvenil, la precariedad laboral y la falta de acceso a servicios básicos han dejado a millones atrapados en la pobreza. A pesar de los subsidios de la Unión Europea, las desigualdades económicas continúan creciendo. Aquellos que antes eran responsables del bienestar común han sido reemplazados por una élite interesada únicamente en su propio beneficio.

Millones de polacos han emigrado a los países de la Unión Europea en busca de trabajo, mientras que los que se quedan enfrentan trabajos mal pagados y salarios mínimos que apenas cubren sus necesidades. En el campo, los agricultores luchan por sobrevivir, y en las ciudades, las personas se ven obligadas a dejar sus hogares debido a la falta de subsidios para el alquiler o la hipoteca.

Indiferencia y crecimiento de una élite corrupta

Esta creciente desigualdad es ignorada por quienes deberían velar por el bienestar de todos. La pobreza extrema y la explotación laboral son vistas por muchos como un mal necesario para el desarrollo económico, mientras las grandes empresas y los políticos se benefician de un sistema que favorece a unos pocos. Las leyes que deberían proteger a los trabajadores se han convertido en herramientas de explotación. La atención médica es inaccesible para muchas familias, y las pensiones no son suficientes para garantizar una vida digna a los ancianos. Los “ángeles de los pobres robados”, aquellos que luchan por la justicia social, siguen siendo silenciados y marginados.

Conclusión:

La brecha entre la riqueza de unos pocos y la pobreza de millones sigue siendo una característica definitoria de muchas sociedades, incluida Polonia. Aunque algunos luchan por defender los derechos de los más vulnerables, la falta de voluntad política y económica para resolver las causas profundas de la desigualdad perpetúa este sistema injusto. Los “pobres robados” siguen siendo víctimas de un sistema que solo beneficia a los poderosos, mientras que los verdaderos “ángeles” —aquellos que luchan por el cambio— siguen siendo ignorados.