Madre solo hay una
Así escuchamos con mucha frecuencia decir acerca de las madres. Y en realidad, madre solo una… La que te ha tocado como progenitora, como centinela y guardián. Madre que al darte la vida se olvida de ella misma, para darse por entero a su hijo, gastándose la vida para dársela a sus hijos. Muchas veces, quitándose el bocado para que su pequeña criatura se alimente.
Al morir mi madre, un pedazo de mí se ha ido con ella. Pero no me entristece el que se haya ido, porque tenga temor de su morada eterna. Al contrario, me siento fortalecido al saber que ya está gozando de una de esas mansiones que el Señor Jesús nos prometió. Cuando nos dice… Conviene que yo me vaya, pues donde yo esté, también estén ustedes conmigo. Y esa es una certeza de fe en las promesas de mi Señor.
Descansa en paz mi querida Madre… Dichosos los que mueren en el Señor.
Lidia María Rosario de Almánzar
Nació el 14 de agosto 1930. En Las Cabuyas, La Vega, y murió en Santo Domingo, 8 de abril 2019. Procreó 15 hijos. Su esposo fue el señor Elpidio Almánzar Cabrera.
Mujer abnegada, laboriosa y de una fe inquebrantable. Formó a sus hijos en la fe católica con la asistencia de mi padre y con la ayuda de nuestra abuela Efigenia Almánzar (Doña Nana).
Con sus labores de lavado y planchado por paga, ayudó a papá en la economía de la casa, haciendo posible que todos mis hermanos pudiéramos estudiar.
Hoy agradecemos al Señor la gracia de haber tenido como madre a una mujer de fe, confiada siempre en las promesas del Señor. Mamá, te llevamos prendida de nuestros corazones para toda la vida.
En nombre de mis hermanos, tu hijo Raphy
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