MENSAJE DE NAVIDAD 2024
A los sacerdotes, religiosos, religiosas, a los fieles laicos, a los hombres y mujeres de buena voluntad.
“Quienes ponen su esperanza en el Señor caminan sin cansancio”( ver Is. 40, 31).
Queridos hermanos y hermanas.
1- Que la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre y de Jesucristo, nuestro Señor, esté con ustedes hoy y siempre.
2- Del 26 al 28 de noviembre, nosotros los Obispos Católicos de Haití, realizamos nuestra 142 Asamblea Ordinaria. Al finalizar esa Asamblea y al comienzo del Tiempo de Adviento, les dirigimos este mensaje de animación. El mismo se inspira en estas palabras del Profeta Isaías: Quienes ponen su esperanza en el Señor caminan sin cansancio, sin fatigarse (ver Is. R0, 3q). Esta exhortación profética ha alimentado mucho nuestras plegarias y nuestras reflexiones sobre la vida de nuestra Iglesia y la situación catastrófica de nuestro país.
3- Mientras nos preparamos para celebrar la fiesta de Navidad, fiesta del nacimiento de Aquel que trae la liberación a toda la humanidad, nuestros ojos están fijos en Él para encontrar nuestra consolación, la fuerza y el coraje de continuar el buen combate. Esta convicción nos lleva a renovar nuestra voluntad de siempre acompañar al pueblo en medio de todos sus sufrimientos y calamidades.
4- El nacimiento del Salvador es una Buena Noticia para todo hombre que Dios ha creado a su imagen (ver Génesis 1, 26-27). Este Dios que se ha hecho hombre nos interpela a todos en estos tiempos en que nuestro país atraviesa grandes pruebas. Muchas familias viven una situación extrema de miseria. A ello se le agrega violencia deshumanizante. Muchas personas se encuentran desprotegidas y sin esperanza. Muchas personas envejecidas y abandonadas a su suerte, inquietas y tristes frente a su incapacidad para afrontar tal realidad: jóvenes y niños llenos de inquietudes de cara a su futuro, tentados por la pérdida del coraje. Esas situaciones que afligen son provocadas por la violencia, la corrupción, el cinismo y la mala gobernanza.
5- El acontecimiento de Dios que se hace hombre para re-donarle al hombre su dignidad de hijo de Dios, nos impulsa a tomar en consideración todas estas realidades terribles. Así nosotros, recientemente expresamos que lo que pasa en el país nos afecta y nos hace mal. A todos ustedes, hermanos y hermanas, hoy mismo, lanzamos un llamado, para decirles: nuestro país está en peligro, nuestra situación es grave. Ante estas horas malas (tiempos maléficos) que amenazan a nuestro país, todos los actores de la sociedad deben superar sus divisiones y conflictos para salvar al país. Por esto demandamos:
a) A los que tienen armas y que matan, saquean, violan, queman y fuerzan (empujan) a la gente a abandonar sus casas: que cesen esos actos odiosos. Que no son buenos ni para el país, ni para el pueblo, ni para ustedes mismos que los cometen.
b) A quienes se encubren bajo la sombra y quienes al encubierto les suministran armas y municiones: cese el sostenimiento de esa violencia ciega que a diario ensangrienta nuestra sociedad.
c) A las Autoridades del Estado: ponerse en marcha a trabajar por el interés de todos (el interés común) en lugar de servir a los propios intereses y a los de sus partidos. Controlar las aduanas y las fronteras, los puertos y aeropuertos, privados y públicos, para bloquear el tráfico de armas y municiones ilegales que entran en el país. Terminar con el problema de la inseguridad, buscando los medios eficaces para desarmar a esos niños, jóvenes y adultos presas de la espiral de la violencia. Responder con toda urgencia a las necesidades de los desplazados. Hacer justicia a las numerosas víctimas. Restablecer el orden y la paz.
d) A la Comunidad Internacional: recuerden ustedes sus promesas y compromisos para ayudar a Haití a salir del hoyo de la violencia y del aislamiento en que se encuentra. Hacer todo lo que puedan para que cese la entrada de las armas y las municiones ilegales al país. La población, dejada a su propia suerte, debe poder contar con la solidaridad efectiva de otras naciones.
6- A todos ustedes, hombres y mujeres del país, les decimos: a pesar de la situación calamitosa, continúen la marcha sin cansarse (sin perder el coraje). Transfórmense todos en testigos de esperanza. Cada haitiano, cada haitiana, cual sea su condición, tiene un rol a jugar en la transformación de nuestro país.
Les exhortamos pues a cultivar la paz en sus familias y comunidades. Implíquense en las iniciativas de solidaridad, de educación y de sensibilización de la paz. San Pablo nos dice: “si un solo miembro sufre, todos sufren con él” (1 Corintios 12, 26).
7- La fiesta de Navidad nos recuerda que Dios se hace uno de nosotros. Así Dios eleva, de forma única, sin par, la dignidad de cada vida humana. Procuremos pues amar en cada uno de nuestros hermanos y de nuestras hermanas. La voluntad de Dios es que cada uno de nosotros busquemos en “todo hacer que cada uno encuentre la fuerza y la certeza de ver el futuro con un espíritu abierto, un corazón confiado y una inteligencia clarividente” (Papa Francisco). Es anexo a lo que nos invita el Tiempo de Adviento, que también nos pone en camino hacia el gran Jubileo 2025, cuya apertura será en Roma, en la misa del próximo 24 de diciembre por el Papa Francisco. En nuestras 10 Diócesis, en el país, abrimos el Jubileo el domingo 29 de diciembre con el tema: “Peregrinos de la Esperanza”.
8- Les deseamos a todos ustedes una Navidad 2024 y un Año 2025, que traigan la seguridad, la paz y el amor. Con la ayuda de la plegaria de Nuestra Madre, la Virgen María, pedimos a Dios toda su gracia y bendiciones para todos nosotros, Pueblo Haitiano.
Dado en Lilavois, en la Sede de la CEH, el 5 de diciembre de 2024.
Siguen las firmas de los Obispos Católicos de Haití.
Traducción libre (Padre Julín, 8-12-2024)