La Oración en Jesús 

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Orar es estar con el Amado, aun en los momentos de aridez, decía santa Teresa de Avila. En el Antiguo Testamento encontramos muchos ejemplos de oración en personajes como Moisés, los Reyes de Israel, los profetas, Esdras, Nehemías, y qué decir de los Salmos, sobre ellos Xavier, León-Dufour dice: “Dios, al darnos el salterio, nos pone en la boca las palabras que quiere oír, nos indica la dimensión de la oración”, son oraciones personales y comunitarias, que parten de la existencia en sus diversas situaciones, ellos son oraciones seguras y confiadas.

En Jesús, la oración tiene un nuevo matiz, primero, él vivía en un pueblo muy orante, el pueblo judío lo ha sido, y en su tiempo oraban varias veces al día y en diversas situaciones, como la comida, al salir y entrar a la casa, y en diversas ocasiones. El evangelio de Lucas es el que más nos presenta la figura del Jesús orante: en el Bautismo (3,21), elección de los discípulos (6,12), la transfiguración (9,29), antes de enseñar el Padrenuestro (11,1), y su oración atrae (9,18), y más; hay un nexo entre la oración y su misión: alude constantemente a ella y ora.

Pero el mismo Jesús tiene su propio punto de vista sobre la oración a partir de lo que va viendo en la gente de su época. Él ve que la oración se puede prestar a rutina y manipulación. Destaca el texto de la oración del fariseo y el publicano (Lc 18, 11ss), donde en la manera como ora el fariseo, condena el egoísmo, el narcisismo, allí no aparece Dios, él es esencial y central en toda oración, y en dicho ejemplo no aparece Dios por ningún lado. Denuncia la oración de los hipócritas (Mt 6, 5ss), pues orar es actitud de pobreza y humildad ante Dios, y el asunto no es solo: “Señor, Señor” (Mt,7,21), una oración alienante al margen de la praxis, y hay también los que se aprovechan de la oración, ven la oración como mercancía (Mc 12,38-40).

La oración para Jesús fue importante en su vida, él ora en los momentos decisivos de su existencia y de su misión como antes vimos, pues tal parece que ella era algo habitual en Jesús, pero lo fuerte está en el contenido de la oración (Mt 11, 25); primero es acción de gracias, rechazo de los pudientes y acogida de los pequeños (Mt 14, 35), pero la oración tal vez más histórica y fuerte en Jesús fue la oración en Getsemaní antes de su muerte, donde Jesús sufre y ruega al Padre, pues en la oración suya resuena el Padre, no manipula a Dios, ya que para Jesús orar es: no solo ponerse en manos o en contacto con Dios, sino someterse a él, anonadarse en sus manos y hacer su voluntad.

Los discípulos una vez le pidieron que les enseñara a orar, y les dio la oración del Padrenuestro, constituyéndose esta oración en el centro de la enseñanza de Jesús sobre la oración (Lc 11, 2ss, Mt 6, 9-13). 

Son 5 peticiones y una consecuencia por nuestra parte. Como en toda oración de Jesús está la centralidad del Padre, el objetivo es la misión: el reino, demuestra que somos seres necesitados en lo humano y en la dimensión espiritual, recibimos de Dios y debemos ser consecuente con lo que quiere Dios y al final está la petición base para impedir lo que es el comienzo de apartarse de Dios. 

En conclusión, en el Padrenuestro está toda la actitud orante que Jesús enseña al creyente: 1) Reconocimiento de Dios, 2) Nuestra situación existencial de necesitados, y 3) Correspondencia con Dios y con los hermanos.