Se destapó un abogado
con una declaración
infeliz aberración
del susodicho togado
el mismo al que le han pagado
para asistir a un cliente
que acusan de delincuente
y formalmente imputado
por desfalcar al Estado
en un hecho muy reciente.
“¡Es un pírrico proceso!”
Exclamó el jurisconsulto
profiriendo aquel insulto
irrespetuoso en exceso
calificando el suceso
de políticas rencillas
entre bandos o pandillas
del partido en el poder
y él cobra por defender
una de las camarillas.
El hijo de un funcionario
por el caso está arrestado
junto a otro expedientado
por el fraude millonario
al dinero del erario
que usaron en su provecho
en este robo y cohecho
que es una acción criminal
al tesoro nacional
y es gravísimo este hecho.
Da vergüenza que un jurista
pensando en sus honorarios
vierta ciertos comentarios
de carácter tan simplista
porque está más que a la vista
que en su rol de estafadores
el par de defraudadores
le dieron el palo al fisco
que no fue simple el mordisco
de hambrientos devoradores.
Justificar el pillaje
a las públicas finanzas
es prodigar alabanzas
que alientan al tigueraje,
y a este insolente ultraje
hay que responderle fuerte
porque ya herido de muerte
agoniza el patrimonio
(que sirva este testimonio)
¡A Dios que reparta suerte!