Que lío esto del género 

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Años atrás la cosa era sencilla, el ser humano con los genitales propios de los varones, era inmediatamente catalogado como de género masculino, el ser humano con los genitales de las hembras entraba en el género femenino. Pero como vivimos en una época de cambio, unido a un cambio de época, las perspectivas han cambiado. Estudios antropológicos relativos a la cultura y la sociología nos dicen que estos roles  varían según la cultura y la sociedad, y que los elementos de status, política, religión y otros ingredientes culturales hacen que la perspectiva de género varíe.

En otras palabras, parece que la variante genital no es la nota específica para que en una cultura se catalogue como masculino o femenino a alguien, pues como vimos hay otros factores que influyen. Esta perspectiva llamada de género, podemos decir que ha ido más adelante, ya que un conglomerado social el grupo LGTB+ ( un más que va bien lejos), ha hecho caldo de cultivo de lo que hoy se llama ideología de género. Se podría decir que los grupos feministas han tomado bien a pecho la perspectiva y los LGTB+ la ideología.

Las perspectivas siempre son buenas, pero con las ideologías hay que tener cuidado, pues muchas son falsificaciones representativas de la sociedad, o de la misma perspectiva en cuestión. 

El asunto es como decía la teóloga colombiana Consuelo Vélez en un reciente diálogo que se tuvo en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), sobre lo honesto y lo deshonesto de la ideología de género, de que todo esto son problemas y situaciones nuevas.

 Yo le añado, descubrimientos nuevos en la nueva época, los cuales no deben abordarse a la ligera, ni hay todavía respuestas definitivas, y lamentablemente muchos de nosotros creyentes advenedizos de la Iglesia católica queremos dar respuestas inmediatas y rápidas ante una situación, o situaciones, muy novedosas, las cuales requieren un ámbito de escucha atenta de los implicados, y no un recetario antiguo o unas citas bíblicas a veces un tanto retorcida o una doctrina que necesita ser vista a las situaciones de hoy.

 El Papa Francisco al llamar a la Iglesia a un Sínodo sobre la sinodalidad, nos pedía lo primero que era precisamente escuchar, pues estamos en un mundo donde todos hablan de género y de ideología de género, donde muchos ignorantemente comienzan a tomar posturas sobre su género sin siquiera saber que tal denominación genérica que sale cada día significa. 

Se ha vuelto esto hasta un asunto político para algunos ganar adeptos o hacerse notar más que otra cosa. Es hasta un problema deportivo, con los varones o hembras que son trans y quieren competir en el reglón del otro, y así por todas partes vemos hasta cansarnos el hablar de lo mismo sobre esto. Sobre todo por grupos llamados de derecha y defensores, como ellos dicen, de los valores tradicionales y cristianos de la sociedad, y júntele ahí mismo el bando que defiende la ideología y exige su vigencia como derechos que le han sido negados a lo largo de la historia, y piden su reivindicación… Ay mi Dios…. esto es un lío… y no de ropa.

Así no vamos para ningún lado. Hablar y discutir no resuelve nada y este es un problema o una situación que hay que resolver (no en lo inmediato), hay que dialogar, hay que escuchar.  Durante años hemos descubierto nuevas cosas que nos llevaron a replantearnos mejor la vida, o a reafirmar la que se tenía. Claro que todo esto da miedo y nos intranquiliza, pero la situación está y hay que buscarle por algún lado la vuelta.