La cantidad de incendios forestales que se registraron en el país durante el mes de marzo, debe llevarnos a una reflexión.
Estas amenazas y agresiones contra nuestros bosques las venimos arrastrando desde hace años, y las consecuencias de estos crímenes contra la naturaleza nos están llevando a una disminución constante de la calidad de vida.
El número de arroyos y ríos que han desaparecido va aumentando. Tenemos zonas en donde las montañas presentan espacios huérfanos de vegetación, parecen el pavimento de una carretera. De ahí el peligro de no tomar las medidas urgentes para evitar que vuelvan a repetirse los incendios forestales que empeorarían esta situación.
El Ministerio de Medio Ambiente sostiene que el 98 por ciento de éstos son provocados y los restantes se producen por causas naturales.
Creemos que las autoridades deben implementar políticas nuevas que permitan a los habitantes del campo ver al bosque como su amigo. Si queremos lograr este objetivo es imprescindible mejorar las condiciones de vida de los que residen en las áreas rurales. Que no sufran tantas precariedades y abandono.
Necesitamos crear una cultura de relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza. Lograr una conversión ecológica que debe iniciar desde la niñez.