Promocionamos los derechos humanos, la educación ciudadana, la resolución de conflictos familiares, comunitarios y escolares.

Prevenimos la violencia en cualquiera de sus manifestaciones y  promovemos la seguridad ciudadana. Estos son algunos de los objetivos de las Casas Comunitarias de Justicia.

Por el trabajo que realizan en bien de una cultura de encuentro, estas Casas deberían estar presentes en cada pueblo, y ahora más que hace años atrás, porque ante los signos de muerte y desintegración que estamos viviendo en la sociedad dominicana, se requieren respuestas eficaces y preventivas, para así evitar tener  un país arropado por el miedo, y el horror.  

Pero las Casas Comunitarias de Justicia podrían desaparecer por falta de apoyo. Necesitan los recursos económicos que les permitirán continuar tan hermosa labor.

 Es tiempo de que el Gobierno, y el sector privado vaya en auxilio de esta institución, y así pueda continuar siendo mediadora en la resolución de conflictos, que en muchos casos encuentran un feliz camino sin tener que llegar a los tribunales, así lo demuestra el medio millón de dominicanos que encontraron la paz y la armonía gracias a  la conciliación oportuna de las Casas Comunitarias de Justicia. 

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