Por: Isabel Valerio Lora,MSc.                      Email:isabelvlora@gmail.com

“También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar”. Juan 16:22

La pérdida perinatal constituye una experiencia emocionalmente devastadora, cuyo duelo se puede prolongar durante mucho tiempo y en muchas ocasiones de forma silenciosa. Una muerte perinatal es aquella pérdida que se produce a partir de la semana 28 de gestación y hasta 7 días después del parto. (OMS. 2006).

Las causas de la pérdida perinatal pueden ser múltiples y complejas, no siendo posible identificar causa de la misma en muchos casos, siendo este un significativo factor de frustración e impotencia en los padres y, por tanto, un obstáculo para la elaboración del duelo (Sego, 2011).

La elaboración de las pérdidas en general, es inherente a nuestra existencia, siendo un hecho natural el tener que afrontarlas y aprender a convivir con ellas. Desencadenan respuestas que también se pueden considerar naturales y saludables y que nos afectan a nivel físico, emocional, intelectual, relacional, conductual y espiritual (Payàs, 2014), siendo estas respuestas muy diferentes de unas personas a otras.

Las manifestaciones clínicas del duelo perinatal, como reacción o trastorno adaptativo, involucran aspectos biológicos y físicos, emocionales, cognitivos y conductuales, que pueden ser intensos y difíciles de manejar durante el periodo de duelo. Como sintomatología frecuente encontramos:

A nivel físico: estómago vacío, opresión, dificultad respiratoria, debilidad, fatiga.

A nivel emocional: shock, vacío, rabia, fracaso, autor reproche, culpa, incredulidad, confusión, despersonalización.

A nivel cognitivo: re experimentación con ideas intrusivas, dificultad para concentrarse y  tomar decisiones. Fenómenos perceptivos como oír el llanto o sentir sus movimientos.

A nivel conductual: insomnio, pesadillas, falta de apetito, aislamiento social, evitación de mujeres embarazadas y niños.

Sugerencias para elaborar el duelo perinatal:

En un ambiente tranquilo y con pocas personas, hacer un ritual de despedida.

Es positivo  ver al bebé fallecido y despedirse, siempre y cuando sea algo elegido y voluntario. Ayuda a ubicarse en la pérdida y estar consciente de la realidad.

Referirse al bebe por su nombre.

Hacer una caja de recuerdos puede ser muy positivo (las huellas de manos y pies, una ropa, el clip del cordón umbilical, etc.).

Respetar las expresiones emocionales, sin juzgar y dando tiempo.

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