Lo más triste es llegar a la ancianidad con las enfermedades a cuestas sin contar con los recursos económicos que permitan adquirir los medicamentos necesarios y asistir a centros de salud donde reciba la atención y el cuidado que merecen. 

Por esta situación están atra­vesando miles de dominicanos. Aquí la seguridad social es una quimera, y enfermarse para los más pobres es un viacrucis que termina en el calvario.

El mensaje del Papa Francisco con motivo de la 31 Jornada Mundial del Enfermo, que celebraremos el próximo día 11 de este mes, aborda esta realidad por la que atraviesan tantos seres humanos, porque “La enfermedad forma parte de nuestra experiencia humana, pero si se vive en el aislamiento y en el abandono, si no va acompañada del cuidado y de la compasión, puede llegar a ser inhumana”.

Aquí, y en otras naciones, hay muchos enfermos abandonados, a veces hasta por sus propios familiares, muchos no cuentan con las atenciones necesarias para pasar los últimos días de su existencia con dignidad. Hace falta el cuidado, cariño y la ternura hacia ellos. No deben de ser una carga, ni caer en la condición de seres descartados.

La solidaridad hacia estos hermanos debe ser como el oxígeno para nuestra existencia. Por eso, duele ver cómo algunas perso­nas tienen el corazón de piedra para ayudar a los que con ansias necesitan un medicamento, sin embargo, para el cuidado y salud de una mascota son extremadamente generosos.

Deseamos que esta Jornada Mundial del Enfermo nos lleve a ser des­prendidos con los que sufren, a la vez que hacemos un llamado a las autoridades del Ministerio de Salud para que dote a los hospitales de los materiales necesarios que les permitan brin­dar un servicio eficiente, y cada día mejor. Cuidemos a nuestros enfermos. 

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