Hace unos días, de pura casualidad fui al cine a ver algo que me sacara de lo cotidiano y me permitiera liberar la  mente, y de pronto veo que ya había salido la película dominicana, Freddy, sobre la biografía del gran humorista, ser humano, productor, actor, ciudadano, crítico y músico.

La verdad que no pretendo ofrecer previos de la misma, porque sería una falta de respeto total.  Ahora sí, deseamos motivar que puedan ir a disfrutar y recordar la vida ejemplar de uno de los dominicanos más influyentes en el ámbito cultural, del humor, y de la producción.

Nos hizo reír hasta más no poder y hacernos la vida más fácil y llevadera.  Fue defensor de quienes en algún momento vieron sus vidas amenazadas o que requerían la colaboración y la mano amiga de alguien que con sus recursos y relaciones hizo mucho más de lo que él mismo podía imaginarse.  

Con un corazón que no era capaz de que cupiera en su pecho.  Y llevó su solidaridad a donde Dios se lo permitió. Le aseguro que usted podrá recordarlo fielmente y a la vez llorar con solo recordar que se nos fue muy a destiempo, alguien que amaba este pueblo de corazón y que tanto se requieren dominicanos hoy día que sigan imprimiendo buenos valores y los hiciera recordar el gran compromiso que es mejorar lo que somos.

El mismo Freddy que estuvo presente en la épocas históricas de naturaleza política de importancia de los últimos cuarenta años.  Supo sufrir el exilio como muchos que buscaban cuidar sus vidas y las de sus familias.  Fue alguien que vivió agradecido de todo cuanto recibió en amor y cariño de este pueblo.  Y esto pudo verse en su despedida física, la cantidad de personas que lo despidieron en el camino hacia su última morada.  Eso es construir y sembrar en tierra fértil.

Las actuaciones de grandes actrices y actores, como: Bernarda García, Augusto Feria, Luis José Germán, hacen de la película toda una aventura que nos llevará a creer que aún vive en ellos en cada escena, así como la de su señora esposa Pilar.

Recojo algunas de las consideraciones de todo esto, como lo hiciera Inés Aizpun, del Diario Libre, cuando expresa, lo siguiente: “Sus diálogos improvisados con Boruga y Cuquín Victoria merecen ser revisitados. No han perdido actualidad ni han quedado obsoletos. Son cápsulas de risa para momentos tristes que deberían recetarse: más Gordo y menos Sedoxil”.

“Su obra social y su activismo político merecerían otro espacio mayor que este. Encabezaba causas, apadrinaba esfuerzos, regalaba lo suyo. Su funeral fue una muestra de todo el arco social dominicano”.

“Su hijo Giancarlo le rinde ahora un tributo personal con la película Freddy. Una película que su adorada Pilar, afortunadamente, pudo llegar a ver”.

A través de esta producción, una vez más, nuestro Freddy, por ingenio de su hijo, logra hacernos pasar un momento memorable. 

Sin más que agregar, no dejen de ir a ver la película, Freddy, que podrán volver a vivir de sus ocurrencias y de su gran aporte. Felicito a su hijo, Giancarlo, gran trabajo y aporte.  Su padre seguiría estando orgulloso.