Una carta por la vida

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El consumo de alcohol en nuestro país es alarmante. Ocupamos el sexto lugar en América Latina, y lo más preocupante es que el grupo de edad que más lo consume se encuentra entre 14 y 29 años, destacándose el auge de muchachas jóvenes que han caído en el alcoholismo.

Solo tenemos que observar los fines de semana, y veremos   calles convertidas en bares, en donde las botellas consumidas las colocan como un monumento.

Las consecuencias de este acto son: Riñas, violencia verbal, trifulcas y muertes. El consumo de alcohol incentiva la violencia a su máxima expresión, y aumenta los accidentes de tránsito, porque conductores embriagados no tienen control de sus conductas y esto acarrea tragedias que lastiman el alma de familias dominicanas que llevarán por siempre la marca de una tristeza profunda, llevando a cuestas este dolor hasta el ocaso de su existencia.

De ahí la importancia de la carta enviada por varias instituciones al Ministro de Interior y Policía para que se mantenga la restricción de horario para la venta de bebidas alcohólicas durante todo el año, como lo establece el Decreto 308-06.

Que la aplicación de esta Ley no tenga receso, y mucho menos para la época navideña que se aproxima. No convirtamos este país en un bacanal. No fomentemos el vicio y el desenfreno social.

Las naciones que han progresado y tienen un nivel de vida de calidad son celosas con el respeto a las leyes, y hay consecuencias para quienes las violan.

Recordemos que es un deber del Estado asegurar y proteger la salud física y mental de la población.

Con un pueblo borracho y drogado no se construye el presente, y mucho menos un futuro esperanzador.

 

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