La participación de miembros de la Policía Nacional en actos delictivos y violentos está llegando a niveles preocupantes, porque en vez de ellos ser parte de la solución del problema de inseguridad ciudadana que padecemos con sus actuaciones la fomentan.

Sabemos que hay agentes serios, honestos y con vocación de servicio, pero otros se empeñan cada día en manchar la imagen de una institución que está llamada a proteger a la ciudadanía.

Comprendemos la vergüenza que deben sentir los agentes que actúan correctamente cuando parte de sus compañeros actúan al margen de la ley, haciéndose cómplices de la delincuencia, y violando el mandato divino de No Matarás.

La sociedad dominicana anhela una Policía Nacional querida y respetada. Para alcanzar esta meta se hace urgente y necesario la reforma policial que de una manera profunda arranque de raíz los males que por años viene arrastrando esa institución. ¡Llegó la hora!

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