Un camino de hermosas almas

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Las primeras viviendas eran las de Don Vicente y Doña Luz, al frente Cástulo y Antonia (mis padrinos) luego la casa de Puro y China (mis padres) seguía la de mis abuelos Juan y Juana y más adentro Isabel y David. Un antiguo árbol de Jobo deslindaba la “finca de Doña Ciana”, un trecho de piñones altos y sombras de amapolas hacía, en ese entonces, el camino oscuro, eran las márgenes de la “finca de Rolando”. A seguidas las tierras de las familias Cáceres y Rodríguez, las viudas Lidia y Carlita y la casa de Neftalí y Andrea (Flia. Rodríguez Espaillat)

Pasada la mata de buen pan se abría el camino hacia los predios de Quino Nuñez, German Vásquez y Diego, a seguidas la curva de Julio Peña. A partir de allí la vista no alcanzaba para más.

Con el paso del tiempo vinieron otras familias y de las mencionadas algunas se fueron.

Hoy, aún resuenan las voces de los que jugaban bellugas debajo de los naranjos de Vicente, Sotero gabeándose a las palmas para tumbar sus racimos, el coro de sapos que inundaba la noche y ponía música en armonía con grillos y luciérnagas.

Eran tiempos de duendes, pisadas marchando sin ninguna evidencia física en medio de la noche, gigantes jugando en los oscuros patios, botijas, jumiadoras y rezos fervorosos. Fantasías y magia de un tiempo en el cual las 9 de la noche era “muy tarde” y las tareas del día se iniciaban en las madrugadas.

La entrada a Monte de la Jagua nos vio crecer, ir los sábados a la catequesis y recorrer su geografía cada día de semana para asistir a la Escuela Intermedia Piloto de Monte de la Jagua, que dirigía el profesor Florentino. César, los cursos de agricultura y pecuaria y el profe Germán Bautista que nos despidió a todos a la escolaridad urbana, desde las puertas del aula de octavo grado.

Amores e ilusiones crecieron allí, nosotros también. Hoy, décadas después, el camino sigue testimoniando que para llegar debemos andar, arriba y abajo cada día dando uso a los valores que padres, padrinos y maestros nos ayudaron a forjar: trabajo, fe y magia. Magia que muchos transformaron en trabajo honesto, algunos en música, otros en servicio, y yo en fotografía.

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