Sin prisa

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En varios países europeos comenzaron a suavizar algunas restricciones que fueron impuestas de urgencia para frenar la propagación del COVID-19.  Las nuevas medidas son el resultado del comportamiento ejemplar de sus ciudadanos quienes se acogieron al nuevo estilo de vida, contribuyendo así a detener esta pandemia.

Es que en esas naciones hay orden, disciplina y sobre todo consecuencias para los violadores de las normas y leyes establecidas.  Sin embargo, el descenso del número de contagiados y fallecidos no las ha llevado  a  la impaciencia de tomar decisiones a la ligera, evitando así un nuevo brote del coronavirus, el cual sería más catastrófico, porque encontraría una población más vulnerable y debilitada.

Este panorama de los países desarrollados debe ser una advertencia para nosotros en cuanto qué hacer a partir del 17 de este mes, cuando concluye la extensión de la cuarentena. Debemos evitar que las nuevas decisiones destruyan lo que hasta ahora se ha logrado, disminuyendo el número de contagiados y fallecidos en el país.

Sabemos que hay presiones de los sectores empresariales, de servicios y otros para que el Gobierno permita la pronta reapertura de éstos, tomando en cuenta la crisis por la que están atravesando.

También se aproximan las elecciones presidenciales y congresuales del 5 de julio, las cuales implican la movilización de miles de personas.

Frente a este panorama deben primar la sensatez y responsabi­lidad de quienes nos dirigen para poner en marcha las acciones necesarias que impidan que esta pandemia continúe expandiéndose en nuestro país.  Estemos conscientes, solo con una población sana vendrá el desarrollo y el crecimiento de la economía. La salud de nuestra gente debe estar por encima de todo.

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