Siempre es hermoso vivir

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El suicidio de un ser querido debe constituir un terremoto interior para la familia que pasa por esa triste experiencia. El dolor debe ser mayor si se trata de un joven que decide ­terminar con su vida cuando apenas comienza a ­florecer la primavera de sus días.

El vacío existencial y la soledad interior que sufren muchos jóvenes, los llevan a tomar estas decisiones trágicas. Es una paradoja que en la época en donde más crecen las tecnologías de comunicación veamos a tantas personas sedientas de cercanía.

Nos preocupa ver que 518 dominicanos se suicidaron durante el año 2018. Es urgente trabajar en la parte preventiva. Hagamos caso a los psiquiatras cuando afirman que la depresión es una de las causas principales para que las personas le pierdan el sabor a la vida.

En el caso de los jóvenes, éstos con frecuencia se encuentran atrapados por situaciones como el desempleo y problemas familiares, viendo cerrados todos los caminos de una realización integral. Ante esta realidad, la familia debe desempeñar un papel importante. El acompañamiento de las personas que padecen depresión es vital. Permanecer indiferentes ante la situación que presentan es una irresponsabilidad.

Padres y madres, la sociedad actual le presenta a nuestros hijos ganchos para atraparlos y luego llevarlos por caminos equivocados, haciendo de ellos verdaderas veletas. Ahí está el creciente consumo de drogas, y el adquirir recursos económicos a cualquier precio. Si nos descuidamos nos los convierten en guiñapos humanos. Le roban sus esperanzas y hacen de ellos viajeros sin rumbo.

Asumamos nuestro rol de guías. Hablemos con el ejemplo. Tratemos de incorporarlos a los grupos comunitarios. Que Dios siempre esté en sus vidas, y que en nuestra forma de actuar ellos descubran que siempre es hermoso vivir.

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