Por: Isabel Valerio Lora, MSc.        Email:isabelvlora@gmail.com

“No hay jóvenes malos, sino jóvenes mal orientados”. San Juan Bosco

Las redes sociales son estructuras formadas en Internet por personas u organizaciones que se conectan a partir de intereses o valores comunes, que representan una puerta para acceder al consumo de drogas.

Varios autores señalan que el estudio de las redes sociales contiene la clave para comprender la iniciación y progresión del uso de drogas a lo largo del tiempo, pues se ha identificado que las personas que usan y abusan de las drogas están rodeadas a menudo de amigos, familiares y/o conocidos que abusan de estas mismas sustancias o personas que aprueban esta conducta. (Villatoro J, Medina–Mora ME, Fleiz C, Rojano C. Bermúdez P et al., 2001).

La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes(JIFE) en su informe anual correspondiente al 2021, lamenta que las plataformas digitales ofrecen nuevas oportunidades de comprar sustancias y dar glamour a conductas negativas y advierte la relación entre la exposición a redes sociales y el consumo de drogas ilícitas, sobre todo entre los jóvenes, que son los principales usuarios de esos medios y un grupo con altos índices de ingesta de dichas sustancias.

Las redes sociales además de promover conductas negativas en relación con el consumo de drogas al ofrecer una imagen atractiva de ellas, dan a los consumidores la oportunidad de comprar en muchas plataformas cannabis, analgésicos sujetos a prescripción y otras sustancias. (Jagjit Pavadia, presidenta de JIFE)

Las redes sociales tienen el potencial para influir sobre los patrones de uso de drogas a través de procesos de persuasión e imitación de amigos y también promover la participación en actividades delictivas, ensalzando comportamientos relacionados con el uso de narcóticos controlados al ofrecer una imagen atractiva y glamorosa de quienes tienen esas conductas.

La Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), representada por  Anne Milgram  advirtió del uso que se hace de las redes sociales y de mensajería para vender drogas muy peligrosas como el fentanilo, un opiáceo sintético 50 veces más potente que la heroína. Se vende en medios sociales como Snapchat, Instagram y en sitios de ‘e-comercio’ en la web oscura”.

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