Impoluto, delicado,
con su vestimenta dorada
el lienzo inmenso de la tarde
dibujaba bocetos
de preciosa
y encantadora pureza,
contraste de siluetas
y sombras.
De pronto la luz tomó forma,
alas,
vuelo,
sentido,
transparencia.
Fue un instante,
solo hubo un instante
para la fotografía.
No fue necesario más!