¿Por Qué vamos tan de prisa 

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sin disfrutar el camino?

Décima

Prestamos mucha atención 

a cosas desagradables 

horribles e inenarrables 

que nos causan conmoción,

y aunque no es mi pretensión 

hacerme el desentendido 

o aquel que anda perdido

en la misma realidad

yo busco la claridad

aunque haya oscurecido.

Me encanta el aletear 

de amarillas mariposas

que vuelan siempre nerviosas

cuando salen a florear

o el cielo que al clarear

enciende los mil colores 

del universo de flores

con su celestial diseño

que son de la vida un sueño

con sus néctares y olores.

Disfruto el amanecer

que nos trae un nuevo día 

y la vieja melodía 

que sonaba ya al nacer,

también el atardecer

que es preludio de la noche

de mil estrellas derroche

y de la imponente luna

con su luz como ninguna

que ha causado mi trasnoche.

De las aves el trinar 

de palmeras, ruiseñores …

o el viento con sus rumores

entre el verde del pinar

que acaricia al despeinar

o mece suave el follaje 

como al mar en su oleaje

que se convierte en espuma

y eternamente trashuma

con su remoto mensaje.

No olvidemos lo sencillo,

lo simple, lo natural

el aire puro rural 

y el canto alegre del grillo

la ternura de un chiquillo 

el abrazo, la sonrisa …

¿Por qué vamos tan de prisa 

sin disfrutar el camino …?

Si al fin y al cabo el destino

tiene un final que no avisa.-