Por: Isabel Valerio Lora, Msc.               

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“Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse”. San Juan Bosco

La adicción a los videojuegos es una adicción comportamental  que provoca en el paciente la necesidad incontrolable de jugar de forma compulsiva  juegos electrónicos, siendo incapaz de controlar sus ganas y su deseo, le lleva a jugar durante muchas horas.

El trastorno por uso de videojuegos o Gaming Disorder (GD) está incluido en la última edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS de 2018.sus síntomas están inspirados en el síndrome de dependencia de  la OMS: Estos incluyen el craving, la tolerancia, los síntomas de abstinencia, la pérdida de control, el abandono de otras actividades y otras consecuencias negativas.

Un Grupo de Investigación de la Universidad Cardenal Herrera en Castelló, España dirigido por  el profesor Gonzalo Haro,  realizó  un estudio para detectar los rasgos de personalidad en la adolescencia que predisponen a la adicción a los videojuegos, comparándolos con la adicción a sustancias. Sus conclusiones,  revelan que los adolescentes con adicción a videojuegos son en su mayoría varones, presentan bajos niveles en los rasgos de personalidad relativos a la conciencia y la amabilidad y tienen una mayor inadaptación escolar.

Wan y Chiou( 2006a; 2006b), concluyeron que  los videojuegos tienden  a usarse para contrarrestar otras deficiencias y problemas subyacentes en la vida de los jugadores (problemas de relación, falta de amigos, problemas con la apariencia física, discapacidad, problemas de afrontamiento, etc.

Recomendaciones para los padres:

Comprobar el contenido de los juegos que juegan sus hijos. Procurar que los juegos no sean violentos.

Fomentar el uso de videojuegos en grupo.

Poner límites temporales de juego.

Pactar con  su hijo para que organice su tiempo. Puede jugar luego de hacer las tareas, no antes.

seguir las indicaciones de los distribuidores de videojuegos (ej. sentarse a cierta distancia de la pantalla, jugar en una habitación bien iluminada, no tener nunca la pantalla con el brillo al máximo y nunca jugar a videojuegos cuando uno se siente cansado).

Entender el exceso de juego como una reacción ante  un malestar psicológico.

Tener una actitud de escucha activa si se aísla.

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