El actual conflicto entre la ADP y el Ministerio de Educación llega en un momento muy difícil para el sistema educativo nacional. La crisis originada por el Covid-19 ahondó las deficiencias que arrastra la escuela dominicana.

Una consecuencia de esta realidad es el triste lugar en calidad educativa que ocupamos, si nos comparamos con otras naciones del área. Así no podemos continuar, porque el futuro que nos espera será desalentador. Recordemos que el progreso de los pueblos comienza con una buena educación.

Por eso nos preocupa que haya paralización de la docencia a cada momento. Quienes más sufren son los padres y madres que no tienen los recursos económicos para enviar a sus hijos a los colegios.

Esperamos que tanto la ADP, como el Ministerio de Educación, depongan actitudes intransigentes y piensen más en la Patria. Es necesario que cada sector asuma su responsabilidad. Nos parece positiva la disposición del presidente Luis Abinader, de mediar en este conflicto, porque no se puede perder un día más de clase.

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