PALABRAS DE HOMILÍA MONS. TOMAS ALEJO CEPCIÓN

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EN LA MISA EXEQUIAL DE SU MADRE MARIA VIRGINIA CONCEPCIÓN ROSARIO

María Virginia Concepción nació el 10 de enero de 1930 en Bonao. Sus padres fueron Cornelio Concepción y Ana María Rosario, mi mamá fue declarada de Bonao y  bautizada en la Parroquia San Antonio de Padua de Bonao, quienes procrearon seis hijos, de los cuales María Virginia Concepción nació prematura: de media libra de peso; cuarta y media de largo antes de los siete meses. 

A mí me llamó siempre la atención, que  ella no murió siendo pequeña, parecía que se iba a morir, parecía como un vigañuelo o mejor dicho un curío, ella se reía de eso y sin embargo, Dios le dio 92 años, una gracia de Dios del valor de la vida.

Siempre fue una mujer de fe, de la Iglesia y de trabajo. Fue catequista, legionaria de María, socia y celadora de la Obra Diocesana de Oración por las Vocaciones Sacerdotales y religiosas de aquí de nuestra diócesis,  de la Hermandad de la Medalla Milagrosa, del Corazón de Jesús y de la Virgen del Carmen. Ya a las 5:00 AM comenzaba a rezar el Santo Rosario y demás oraciones personales, igualmente hacía por la tarde. De frecuente confesión comunión lo que le ayudó a manifestar siempre las virtudes teologales y cardinales fe, esperanza y caridad; prudencia, justicia, fortaleza y templanza, materia de estudios para los teólogos y compendio-vivencia para cristianos comunes y sencillos.

Fue una mujer de fe, de la Iglesia y de trabajo. Fue catequista, legionaria de María, socia y celadora de la Obra Diocesana de Oración por las Vocaciones Sacerdotales y religiosas de la Vega. Perteneció también a la Hermandad de la Medalla Milagrosa, del Corazón de Jesús y de la Virgen del Carmen. 

Queremos agradecer también a todo el personal de  CEDIMAC y la Plaza de la Salud; porque ella venía sufriendo de enfermedades hacía un tiempo y hace 7 años mi mamá sufrió una crisis grande de una masa cancerígena en su útero. Los médicos me la despacharon y dijeron que ya no valía la pena y que la disfrutáramos. Como la veíamos muy fuerte, yo me fui al Santísimo a Jesús Sacramentado y le dije, Señor: los médicos han despachado a mi Mamá sin poderle hacer nada. Le puse el Pectoral de Mons. Flores y se lo puse a mi mamá en su cuerpo colgando. Al mes volvimos donde la doctora y estaba sana.

Toda nuestra vida está segmentada en el misterio Pascual, Cristo ha muerto y ha Resucitado para nuestra salvación, siempre es bueno pensar en la eternidad. Mamá siempre pensaba en la eternidad, que a sus 92 años yo siempre hablaba con ella sobre lo de la muerte que incluso ese Cirio Pascual lo teníamos guardado para los dos.

Muy agradecido de ustedes, del P. Félix, el P. César, al P. Silvio, al P. Jaime, el P. Henry Fantasía que de cerca me han estado acompañando igual que a todos ustedes los sacerdotes y obispos y fieles todos que han estado orando, acompañándome a mi  junto a toda la familia.  Que Dios le pague y nos siga bendiciendo a todos y que nos conforte con su Gracia.

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